WASHINGTON.- El Presidente estadounidense, George W. Bush, vetó hoy un proyecto de ley para extender un programa de cobertura de salud dirigido fundamentalmente a los niños pobres, en una decisión muy criticada por sus adversarios, que no pueden en cambio imponerle sus puntos de vista sobre Irak.
Es la cuarta vez que Bush utiliza su poder de veto desde que asumió en enero de 2001 y este veto preocupa considerablemente a una parte de sus amigos republicanos un año antes de las elecciones de noviembre de 2008.
Éstos temen quedar ante los ojos de los estadounidenses como legisladores que no se preocupan por la cobertura de salud de los niños.
Para los demócratas, que se quedaron con la mayoría en el Congreso en noviembre de 2006, este veto podría ser una oportunidad. No han logrado obligar a Bush a un verdadero retiro de Irak, un tema clave para el Congreso, perdiendo así gran parte de la confianza de los estadounidenses.
Al anunciar en septiembre una muy lenta reducción de los efectivos hasta mediados de 2008, Bush dejó claro que habrá todavía unos 100.000 soldados en Irak cuando ceda su lugar en la Casa Blanca, en enero de 2009.
Quien lo suceda, republicano o demócrata, no quiere comprometerse sobre Irak durante la campaña electoral.
Los demócratas podrían así concentrarse nuevamente en los temas internos, como la cobertura de salud. Y no tardaron en lanzar sus dardos contra Bush.
El líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, acusó al Mandatario de "negarle asistencia en salud a millones de niños de hogares con bajos ingresos" y prometió "pelear duro" para conseguir la mayoría de dos tercios necesaria para superar el veto.
Al vetar la propuesta de extender un programa social existente, Bush asume nuevamente el riesgo de contrariar a la opinión pública y de predisponer en su contra a una parte de sus amigos.
Según una encuesta reciente realizada para la cadena ABC y el diario Washington Post, el 72% de los estadounidenses aprueba ese proyecto de ley.
El lunes, niños se manifestaron frente a la Casa Blanca arrastrando coches de bebés llenos de peticiones contra el veto.
La propuesta rechazada por Bush extendería el Programa para la cobertura de salud de los niños (SCHIP).
SCHIP, creado en 1997 esencialmente para enfrentar la creciente cantidad de niños sin seguro médico en un país conocido por este tipo de carencias, cubre a 6,6 millones de personas, sobre todo niños de familias que ganan demasiado para aspirar a la cobertura básica (Medicare) pero no lo suficiente como para pagar un seguro privado.
Los demócratas, pero también muchos republicanos, aprobaron un aumento de 35.000 millones de dólares en cinco años para permitir que cuatro millones de niños adicionales se beneficien del SCHIP. Este esfuerzo sería financiado por un incremento de 0,61 a un dólar en la tasa federal aplicada a los cigarrillos.
Pero para Bush, la ley permitiría a muchos beneficiarse de la cobertura pública cuando podrían permitirse un seguro privado. Considera que va en contra del gran principio de reducción de los gastos estatales y de la intervención en la vida de los estadounidenses. Y asume el riesgo de que los republicanos tengan más posibilidades en las elecciones de 2008 manteniéndose fieles a sus valores.
"Quiere asegurarse que los niños más necesitados estén cubiertos primero", aseguró la portavoz de la Casa Blanca Dana Perino.
El veto de Bush anuncia una batalla aún más dura con el Congreso. La administración señaló que Bush podría utilizar de nuevo su poder de veto para 11 de las 12 grandes leyes de gastos.
La cuestión es ahora saber si los demócratas podrán reunir suficientes republicanos para contrarrestar el veto a la SCHIP. Aunque nunca estuvieron tan cerca de lograrlo, parece difícil que logren en la Cámara de Representantes los dos tercios de los votos necesarios en ambas cámaras.