NUEVA YORK.- El enviado especial de la ONU para Myanmar, Ibrahim Gambari, advirtió hoy a la Junta Militar del país asiático que debe liberar a todos los presos políticos si quiere iniciar un diálogo con la oposición encabezada por la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
En su primer informe al Consejo de Seguridad tras visitar Myanmar, Gambari dijo que permanece "confuso" sobre si las autoridades responderán a la solicitud de que liberen a todos los detenidos durante la represión de protestas pacíficas e inicien un proceso de reconciliación nacional.
El enviado especial señaló como positivo el reciente anuncio de que el máximo jefe de la Junta Militar, el general Than Shwe, está dispuesto a encontrarse con Aung San Suu Kyi, una decisión que atribuyó a la presión internacional.
"En medio de estos trágicos acontecimientos de las últimas semanas, estamos en un momento que ofrece una oportunidad histórica para Myanmar", valoró.
Poco antes de la intervención de Gambari, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, calificó de "repugnantes" los ataques de la Junta Militar contra los civiles de Myanmar y pidió a sus autoridades "acciones claras hacia la democracia y el respeto de los derechos humanos".
Gambari, en su informe al Consejo de Seguridad, advirtió que, "a no ser que el gobierno abra y amplíe el proceso que debe definir el futuro de Myanmar", las exigencias en favor de la democratización del país seguirán.
"El mundo no es el mismo que hace 20 años y ningún país puede darse el lujo de actuar fuera de las normas por las que se miden a todos los miembros de la comunidad internacional", apuntó.
Consideró, además, que las manifestaciones pacíficas iniciadas en agosto "son, en gran parte", expresiones de un descontento profundo y amplio sobre las condiciones socio económicas del país, donde hay un empobrecimiento general que los servicios sociales del gobierno no pueden compensar.
Recordó que desde las protestas de 1988, "el gobierno ha negado las aspiraciones democráticas del pueblo de Myanmar en nombre de la estabilidad y la seguridad".
Gambari dijo que comunicó a la Junta Militar "el claro y enérgico mensaje" del Secretario General de la ONU de que cesen las redadas nocturnas y el toque de queda, se liberen los presos, se retire el Ejército de las calles y se respeten los derechos humanos.
Explicó que Rangún le informó que han sido liberadas 2.095 personas que fueron arrestadas durante las manifestaciones, entre ellas 728 monjes, y que más personas serán excarceladas como resultado de su petición a las autoridades.
"El futuro de Myanmar pertenece a todo el pueblo de Myanmar, y es por lo tanto de interés para el país que se conceda la oportunidad de contribuir a todos aquellos que tengan algo que aportar", agregó.
Se estima que las autoridades militares han detenido a unas 6.000 personas, entre ellas más de un millar de monjes, desde el pasado 26 de septiembre, cuando empezó la represión de las manifestaciones tras prohibir las reuniones públicas e imponer el toque de queda en Rangún y Mandalay, las dos mayores urbes del país.
Al menos 16 personas murieron, entre ellas un reportero gráfico japonés por el disparo de un soldado, aunque el gobierno solo admite diez muertes y la disidencia eleva el número a unos 200.
Birmania es gobernada por los militares desde hace 45 años y no celebra elecciones parlamentarias desde 1990, cuando el partido oficial perdió ante la principal fuerza opositora encabezada por Aung San Suu Kyi, bajo arresto domiciliario desde 2003.