RANGÚN.- La junta militar de Myanmar redujo fuertemente el domingo la seguridad en Rangún, aparentemente confiada en que no enfrentaría más protestas masivas contra su Gobierno, pero las cales seguían inusualmente tranquilas y los arrestos continuaban.
Las últimas barricadas fueron retiradas del centro de la antigua capital, alrededor de las pagodas Shwedagon y Sule, que fueron los puntos de inicio y final de las protestas que los soldados aplastaron con disparos contra la multitud y arrestos de monjes y otros manifestantes.
Las pocas personas en las calles dijeron que aún tenían miedo y seguía cortado el acceso a internet, a través del cual se difundieron dramáticas imágenes de las protestas y de las acciones de las fuerzas de seguridad para aplastarlas.
La gente en las calles estaba demasiado asustada como para hablar, pese a que los generales en el Gobierno dijeron por primera vez que estaban dispuestos a hablar con la detenida líder en favor de la democracia Aung San Suu Kyi, aunque bajo condiciones que es improbable que ella acepte.
El general Than Shwe, el jefe de la junta militar en los 45 años de ininterrumpido gobierno militar en la ex Birmania, ofreció negociaciones directas si Suu Kyi abandona la "confrontación" y su apoyo a las sanciones y "total devastación".
Nyan Win, un portavoz de la Liga Nacional por la Democracia (LND) de Suu Kyi, dijo que la oferta podría abrir el camino a charlas sobre las negociaciones.
"Es una mejora significativa de la situación anterior. Ellos nunca se han comprometido a conversar con ella", sostuvo.
Analistas en Myanmar advirtieron a los optimistas que las esperanzas de cambio han sido frecuentemente frustradas en el pasado y destacaron la matanza por parte del Ejército de 3.000 personas en un levantamiento de 1988. Periódicos estatales dijeron que más personas habían sido arrestadas.
Los diarios dijeron que el domingo se detuvo a otras 78 personas, que se sospecha que participaron en las protestas masivas que llenaron las calles de Rangún, para que fuesen sometidas a interrogatorios.
Medios locales dijeron que 1.216 personas que participaron "inconscientemente" en las manifestaciones habían sido liberadas en Rangún después de firmar compromisos de no participar en protestas. También liberó a 398 de los 533 monjes que fueron detenidos en redadas contra sus monasterios.
No hubo noticias sobre la cantidad de detenidos y liberados en otras ciudades, donde miles se informó sobre miles de personas que protestaron contra el Gobierno militar, pero Nyan Win dijo que un miembro de alto rango del LND fue arrestado durante la noche en la ciudad de Mandalay.
Sin embargo, había pocas esperanzas de que la presión internacional sobre la junta para que inicie negociaciones con el LND, que obtuvo una victoria arrolladora en las elecciones de 1990 que los generales ignoraron, tengan un impacto sobre un régimen que rara vez presta atención al mundo exterior.
Después de un informe al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre su visita de cuatro días a Myanmar, el enviado especial Ibrahim Gambari dijo que vio "una oportunidad" para posibles charlas entre la junta y Suu Kyi, quien se reunió dos veces con éste en Rangún, donde permanece bajo arresto domiciliario.
"A partir de mi propia conversación, ella parece estar muy ansiosa por tener un diálogo adecuado", siempre y cuando no hayan condiciones previas, sostuvo Gambari.
No ha habido noticias de Suu Kyi, de 62 años, quien está detenida sin teléfono y necesita un permiso oficial para recibir visitas, el que le es otorgado en pocas oportunidades.
Sin embargo, en lo que pareció ser otra medida que busca desviar la ira internacional, la televisión estatal mostró la noche del viernes imágenes de Suu Kyi por primera vez en cuatro años.
La televisión se refirió a ella respetuosamente como "Daw Aung San Suu Kyi," un cambio respecto de la antigua práctica de retirar el nombre de su padre, Aung San, para eliminar su relación con el héroe de la independencia del país.
Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, que están presionando por sanciones más severas contra el régimen, hicieron circular el borrador de una declaración del Consejo de Seguridad que exige que la junta libere a los detenidos políticos y converse con la oposición.
La declaración no tiene fuerza legal, pero si un texto duramente redactado es aprobado por China, hasta ahora el aliado más cercano de Myanmar en el Consejo, enviaría un poderoso mensaje al Gobierno militar de Myanmar.
La junta dice que 10 personas murieron durante la represión, pero Gobiernos occidentales dicen que la cifra probablemente sea mucho mayor.