LONDRES.- Los robles centenarios del bosque de Sherwood, escenario de las andanzas de Robin Hood, el legendario bandido que daba a los pobres lo que robaba a los ricos, corren grave peligro.
Si no se le pone antes remedio, uno de los mayores y más antiguos robledales que quedan en Europa puede terminar desapareciendo, advierte hoy el diario "The Guardian".
Sólo durante este año cuatro de esos robles cayeron por culpa de los vendavales de enero, otros dos fueron pasto de incendios provocados y un séptimo se desplomó sin previo aviso.
De ahí que quienes se preocupan del bosque casi como si fuera alguien de la familia se hayan propuesto salvarlo.
Para ello se ha elaborado un plan de rescate urgente, que se piensa financiar con la recaudación de la lotería nacional inglesa.
El plan consiste en plantar 250.000 nuevos robles en una superficie de 140 hectáreas, que enlazarán con los más antiguos.
"La gente puede preguntarse por qué estas prisas si hemos esperado tres siglos sin hacer nada", asegura un miembro de la Comisión de Silvicultura.
"Pero si no hacemos nada en los próximos diez años -explica- llegará un momento en que será irrecuperable. Tal vez al principio no se note, pero al cabo de un siglo la gente pensará en nosotros y nos reprochará que no hiciéramos nada para salvarlo".
El bosque ha sido explotado durante siglos para construir grandes edificios en el país, incluidas las catedrales de Lincoln y de San Pablo, esta última en Londres, y ahora hay que salvarlo, señalan los responsables de su conservación.
Los mapas estudiados por la arqueóloga Ursula Spence muestran que si realmente existió Robin Hood en la época de las cruzadas, éste podía haber escapado fácilmente desde la puerta posterior de su castillo de Nottingham y atravesado el bosque para llegar hasta la ciudad de Sheffield sin ser descubierto por el malvado sheriff local.
Ahora, lo más lejos que podría ir a caballo bajo cubierta de los robles son unos cinco kilómetros, y atravesaría además un paisaje erizado de ciudades y aldeas, horadado por la minería y la agricultura y atravesado por numerosas carreteras.
El bosque de Sherwood es gracias a Robin Hood un imán turístico internacional. Todos ven en el bandido y sus arqueros vestidos de verde a una especie de símbolo de la vida en libertad.