BARCELONA.- Sergi Xavier M.M, quien el 7 de octubre pasado agredió a una joven ecuatoriana en el metro de Barcelona, sufre un trastorno mental de carácter grave y ha recibido atención psiquiátrica durante casi diez años, afirmó el especialista Alfons Icart, perteneciente al equipo que le atendió.
Icart es el director general de la Fundación Orienta, entidad que agrupa a los centros de salud mental infantil y juvenil, y a los dos hospitales de la localidad de Sant Boi de Llobregat, próxima a Barcelona.
Según señaló el facultativo, el trastorno que padece este joven "tiene relación con la infancia tan traumática que ha padecido, al no tener madre, un padre alcohólico y criarse con una abuela con muchas limitaciones".
Los trastornos se empezaron a hacer visibles desde pequeño y fue la abuela del niño la que pidió una consulta médica por indicación de los equipos psicopedagógicos de su escuela.
Icart relató que "no hacía los deberes, se movía mucho y llamaba continuamente la atención, una actitud que se puede entender porque era un niño medio abandonado que quería sustituir su carencia llamando la atención, pero al que, en vez de atenderle, se le castigaba".
El experto declaró que el joven "ha cometido una falta, es responsable de sus actos y por ello debe haber un castigo", pero pidió que a la vez se le aplique "un tratamiento contra el alcohol y contra la droga, porque no se le puede dejar en la calle para que pueda cometer otro acto parecido".
En la agresión a la chica ecuatoriana es difícil discernir si ésta se produce por racismo o porque "se está agrediendo a sí mismo, en un momento de confusión por alcohol y drogas", señaló el psiquiatra, quien recordó que Sergi Xavier se golpeaba en ocasiones cuando era pequeño.
Icart explicó que la atención psiquiátrica del joven se inició en 1992 y se prolongó durante 1993, pero que no pudo mantener un programa terapéutico continuado porque acudía de forma muy intermitente a las sesiones, debido a las dificultades que tenía la familia para acompañarlo.
Los equipos médicos siguieron atendiendo al joven durante algún tiempo más, hasta que en 2000, cuando tenía 14 años, estuvo en un hospital de salud mental para adolescentes.
Según el psiquiatra, el tratamiento se mantuvo con muchas dificultades, pero se logró formar una personalidad que "más o menos puede funcionar, pero con un frágil equilibrio".
Sin contexto familiar, y con drogas y alcohol, ese equilibrio se rompe, según Icart, quien manifestó que esa combinación es la que reactiva lo más primario, que es "lo más descontrolado".
El facultativo añadió que en 2001, Sergi Xavier estaba bastante bien y se le dio el alta del hospital de adolescentes, de donde se le derivó a un centro de salud mental y juvenil para hacerle un seguimiento, no perder los pequeños logros conseguidos y que pudiera evolucionar bien.
Pero el joven, según Icart, no volvió a presentarse.