Cristina Fernández de Kirchner defiende su obsesión por la imagen

BUENOS AIRES.- La Primera Dama argentina, Cristina Fernández de Kirchner, defendió hoy ser extremadamente cuidadosa con su imagen, mientras se prepara para un masivo acto de cierre de campaña por la noche que sellará su casi seguro desembarco en la Casa Rosada.

En estos dos últimos días la candidata, favorita según los sondeos, dio una serie de entrevistas tras casi tres meses de silencio con la prensa local, y uno de los comentarios obligados de los argentinos fue que no dejó de arreglarse su cabello durante la nota para un canal de televisión.

"Yo siempre me arreglé y me pinté como una puerta, creo que nací pintada. Creo que cuando dije 'mamá' tenía rimmel y estaba toda peinadita", dijo hoy en una entrevista a Radio 10.

"En los años '70 también había una discusión de no tener comportamientos de pequeños burgueses como pintarse, arreglarse, y siempre me pareció una tremenda estupidez", agregó la abogada de 54 años.

Su defensa frente a las críticas se debe a que, en su opinión, quienes las hacen es porque no se pueden burlar su inteligencia.

Fernández negó que se haya sometido a cirugías estéticas, pese a la difusión de fotografías que parecen mostrar cambios en su rostro, y a los comentarios permanentes en la prensa y de dirigentes de la oposición.

"Ninguna, puedo exhibir falta de cicatrices", dijo Fernández. "No digo que no me las vaya a hacer, el día que se me caiga toda la cara y esté horrible, posiblemente me la haga, ¿por que no?", agregó.

Analistas creen que la falta de discusión sobre políticas de fondo durante la campaña y el hecho que las dos candidatas con mayores oportunidades sean mujeres, ha orientado parte del debate público sobre asuntos más frívolos.

Según los sondeos, Fernández ganará la elección del domingo en primera vuelta, con una diferencia de unos 30 puntos sobre su inmediata seguidora, la centroizquierdista Elisa Carrió, que también comenzó a cuidar mucho más su imagen desde su candidatura presidencial en 2003.

Fernández montó la campaña haciendo hincapié en la gestión económica de su marido, durante la cual el Producto Interno Bruto creció casi un 50%, lo que le permitió reducir el desempleo y la pobreza a la mitad en cuatro años.

Esta tarde la candidata realizará el último acto de la campaña en La Matanza -una localidad del cordón urbano que rodea Buenos Aires donde ella es muy popular- y allí ofrecerá mantener el camino que inició su esposo.

Y también promete no cambiar ni un ápice su estilo personal.

"Nunca me gustó disfrazarme de lo que no soy. ¿Tendría que disfrazarme de pobre para ser una buena dirigente política?", se preguntó. "Hay que atreverse a ser uno mismo", añadió.