GARHI KHUDA BAKSH.- Cientos de partidarios recibieron hoy a la ex Primera Ministra de Pakistán Benazir Bhutto a su llegada a su bastión en el sur del país, días después de un intento de asesinato en su contra en el que murieron 139 personas.
Cantando "Larga Vida a Bhutto", cerca de 4.000 obreros felices de su Partido del Pueblo de Pakistán (PPP) saludaban y aplaudían a la llegada de Bhutto al gran mausoleo de su padre en la aldea de Garhi Khuda Baksh, cerca del pueblo de Larkana en la provincia de Sindh.
Parada a través del techo corredizo de su vehículo, Bhutto saludó a la multitud que fue mantenida lejos del automóvil por personal de seguridad que portaba fusiles AK-47.
Un inmenso cartel de Bhutto colgaba desde un pilar, y la gente agitaba banderas verdes, rojas y negras del PPP mientras la caravana levantaba una nube de polvo.
Imágenes de televisión mostraban a Bhutto depositando un chal con inscripciones de versos islámicos y lanzando pétalos de rosas sobre la tumba de su padre.
Zulfikar Ali Bhutto, padre de Bhutto y el primero en ser escogido Primer Ministro en una elección popular, fue derrocado por el Ejército en 1979 y luego fue ahorcado.
Luego se sentó junto a la tumba y recitó versos del Corán.
"Me siento muy emocionada. Quería visitar la tumba de mi padre, el líder del pueblo, y ofrecer rezos", dijo Bhutto a periodistas a la salida, antes de ser llevada a la casa de su familia rodeada por vehículos con paramilitares armados con metralletas.
"Aún hay peligro de ataque, pero Allá puede proteger a todos y yo no tengo miedo de esa gente (militantes)", agregó Bhutto, y argumentó que ahora se siente más segura.
Fervientes seguidores en el área demostraban su afecto fuera del recinto. Bhutto cuenta con un gran apoyo en su tierra natal Sindh y es la política más popular del país.
"Esta gran nación no teme a una explosión de bomba o terrorismo", dijo más tarde en una conferencia de prensa en su pueblo. "Estamos contra la dictadura. Creemos que en cualquier lugar donde haya dictadura habrá terrorismo", agregó.
Beso al Corán
Mientras salía del avión, Bhutto besó una copia del Corán y un hombre vestido con un chal Sindhi sobre sus hombres. Ella subió a un jeep y saludó a sus partidarios que la bañaron en pétalos de rosas mientras comenzaba el viaje hacia Larkana.
Hombres con vestimentas tradicionales siguieron la caravana a pie.
"La nuestra es una líder valiente. Si ella no está asustada, nosotros tampoco lo estamos", declaró Imdad Chandio, un partidario que empujaba a la policía para intentar llegar al salón del aeropuerto.
Cientos de policías y soldados paramilitares fueron desplegados en el aeropuerto de Sukkur durante el primer día de la gira de Bhutto fuera de Karachi, tras el ataque de la semana pasada que opacó su regreso a Pakistán tras ocho años de exilio autoimpuesto.
Al menos un atacante suicida, posiblemente dos, atacaron su caravana en Karachi mientras viajaba lentamente a través de un multitud de cientos de miles de sus partidarios.
"Uno no debería descorazonarse o asustarse por un incidente como el que tuvimos (la semana pasada)", comentó Javed Karim Chandiyo, un partidario que esperaba por Bhutto en Larkana. "Si nos asustamos por tales cosas, todo el proceso (democrático) colapsará", agregó.
El gobierno culpa del ataque en Karachi a milicianos islámicos con base en las tierras tribales de la frontera con Afganistán, donde Al Qaeda y los talibanes están atrincherados.
Bhutto sospecha que aliados políticos del Presidente Pervez Musharraf también están conspirando en su contra, aunque dice que no tiene razón para creer que él estuvo involucrado personalmente.
Amnistía
Musharraf otorgó una amnistía a Bhutto que le permitió regresar a Pakistán sin temer a la persecución por casos de corrupción que pesan en su contra desde la década de 1990.
Existen especulaciones de que ambos podrían terminar compartiendo el poder tras las elecciones nacionales de comienzos de enero.
Tal unión sería bienvenida por Estados Unidos, que está preocupado de la creciente militancia en Pakistán, que tiene armas nucleares.
Ayer, tropas se enfrentaron a milicianos de estilo talibán en el noroeste de Pakistán, un día después de que un atacante suicida mató a 21 personas en el área, 17 de ellos soldados.
La violencia ha aumentado en todo Pakistán desde julio, cuando milicianos desecharon un acuerdo de paz y el Ejército allanó una mezquita radical en la capital, Islamabad.