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Veteranos de la batalla de El Alamein vuelven al desierto en el 65° aniversario

Librada entre el 23 de octubre y el 4 de noviembre de 1942, la ofensiva de El Alamein, 100 kilómetros al oeste de Alejandría, en Egipto, fue un punto de inflexión en la II Guerra Mundial.

29 de Octubre de 2007 | 07:18 | EFE

EGIPTO.- Recuerdos de penurias, camaradería, triunfos y derrotas, con el desierto como árido escenario, se entremezclan en las mentes de los cada vez más escasos veteranos de la batalla del Alamein, que celebra su 65 aniversario.


Por razones obvias de la edad, quedan muy pocos de aquellos jóvenes que se hicieron adultos en la guerra y que reivindican que no se olviden las lecciones aprendidas.


Librada entre el 23 de octubre y el 4 de noviembre de 1942, la ofensiva de El Alamein, 100 kilómetros al oeste de Alejandría, en Egipto, fue un punto de inflexión en la II Guerra Mundial.


Las tropas británicas y de la Commonwealth, lideradas por el mariscal Bernard Law Montgomery, vencieron a los alemanes, encabezados por el llamado "Zorro del Desierto", el mariscal Erwin Rommel, en la primera gran victoria de los Aliados sobre el Eje.


El combate, una de las últimas batallas con tanques de la historia, supuso un giro en la evolución de la II Guerra Mundial, que hasta entonces había sido una sucesión de triunfos para los alemanes.


En el bando aliado, luchó el cabo británico Victor Sherrington, de 88 años, que se ha reencontrado con algunos de sus compañeros de armas en la conmemoración del aniversario de la batalla.


"Fue ridículo- dice tajante Sherrington-, como también son ridículas las guerras de Irak y de Afganistán, nuestros soldados (los británicos) no deberían estar allí".


Este londinense contempla el desierto desde el cementerio militar británico de El Alamein y los recuerdos vuelven a su cabeza.


"Uno no sabe lo horrible que es el desierto hasta que viene aquí, teníamos el agua racionada dos veces al día", dice Sherrington, que narra a su vez cómo sobrevivió a la picadura de un escorpión, a las bombas y a tres años de prisión en una cárcel alemana en Tobruk (Libia).


Su hijo, Paul Sherrington, cuenta que su padre quedó tan traumatizado que no le habló de la guerra hasta hace tres años, cuando hicieron juntos un viaje que les llevó de Trípoli a El Alamein, recorriendo el que fuera el frente norteafricano.


Sherrington se enteró del fin del conflicto en la cárcel gracias a que uno de sus guardianes le comunicó en un perfecto inglés “la guerra ha terminado".


En el bando contrario estaba el alemán Theodor Schliesser, que con dieciocho años se enroló en el Ejército voluntariamente porque buscaba "aventuras".


"Dejé la escuela porque quería venir aquí -explica Schliesser-. Con dieciocho años uno no sabe lo que significa la palabra guerra".


Pero pronto averiguaría su significado con toda su crudeza en El Alamein.


"Fue terrible, una masacre de personas, disparabas a alguien para que no te mataran a ti, me siento culpable por ello,” confiesa el ex cabo del Afrika Corps de Rommel.


Tras la batalla, Schliesser fue capturado en Túnez por los aliados y llevado a una prisión en Texas (EEUU) en mayo de 1943, en donde permaneció retenido durante tres años.


Tres años después, fue trasladado a Londres en donde estuvo sometido a trabajos forzados hasta agosto de 1947 cuando pudo volver a Alemania.


El mejor consejo para los jóvenes de este catedrático en microbiología jubilado, de 86 años: "Que ante las dificultades no se amedrenten y miren siempre hacia adelante".


No muy lejos de allí, el escenario de la batalla está cambiando, "campo de golf Marina" reza un gran cartel junto a viviendas de nueva construcción. El tiempo ha pasado también por El Alamein pero la memoria sigue aún viva.

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