Beijing.- China mostró hoy su "insatisfacción y oposición" a la reunión del Dalai Lama con el Primer Ministro de Canadá, Stephen Harper, y pidió a Ottawa que corrija sus "prácticas erróneas" y no apoye "las actividades separatistas de fuerzas antichinas".
"La mala acción de Canadá hiere gravemente los sentimientos de China y daña las relaciones bilaterales", dijo a la prensa el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Liu Jianchao, al ser consultado por la reunión entre Harper y el Dalai Lama.
Harper se convirtió ayer en la primera autoridad canadiense en recibir al líder espiritual tibetano en su despacho oficial, en un altercado más en los lazos diplomáticos entre ambos países desde que el partido conservador llegó al poder en Canadá en 2006.
Liu recordó que China siempre ha estado en contra de las intromisiones en sus asuntos internos y que "el Tíbet es una parte inseparable del territorio chino y sus asuntos son internos de China".
Como en otras ocasiones, el portavoz de Exteriores chino indicó que "las palabras y acciones del Dalai Lama en las últimas décadas prueban que es un exiliado político implicado en actividades separatistas bajo el disfraz de la religión".
Insistió también en que China pidió a Canadá en repetidas ocasiones que no permitiera la visita del Dalai Lama, pero Ottawa "no tuvo en cuenta las protestas oficiales" de Beijing.
También aseguró que las acciones de Canadá (país que en numerosas ocasiones ha criticado a China por sus violaciones de los derechos humanos) "dañaron gravemente las normas de las relaciones bilaterales e interfiere descaradamente en los asuntos de China".
El encuentro entre Harper y el Dalai Lama se produjo menos de dos semanas después de que el congreso de EE.UU. le entregara una medalla de oro al líder religioso, que fue además recibido por el Presidente estadounidense, George W. Bush, levantando también las iras de Beijing, que exigió a Washington medidas para reparar el daño.
La Canciller alemana, Angela Merkel, también se reunió con el Dalai Lama en Berlín en septiembre pasado, a pesar de las protestas de Beijing.