CIUDAD DEL VATICANO.- Políticos y farmacéuticos de Italia respondieron hoy con enojo al llamado del Papa Benedicto XVI para que los farmacéuticos se rehúsen a dispensar medicamentos como la "píldora del día después" y lo objeten con argumentos morales.
En el marco de una conferencia internacional, el Papa dijo ayer que los farmacéuticos deberían tener garantizado el derecho a la objeción de conciencia en casos en donde los medicamentos que distribuyen puedan bloquear el embarazo, provocar un aborto y asistir la eutanasia.
La ministra de Salud italiana, Livia Turco, manifestó que mientras que el Papa tiene el derecho a exhortar a los jóvenes a ser sexualmente responsables, no puede decirles qué hacer a profesionales como los farmacéuticos.
"No creo que deba tomarse en consideración su advertencia a farmacéuticos para que sean objetores de conciencia a la píldora del día después", dijo al periódico "Corriere della Sera".
Benedicto XVI no hizo mención a ningún medicamento específico, pero pareció referirse a la píldora del día después, que puede detener la ovulación cuando se la toma dentro de las 72 horas de la relación sexual. En Italia sólo se puede obtener con prescripción médica.
El Papa también se refirió a RU-486, la llamada píldora abortiva, que está disponible en algunos hospitales italianos con fines experimentales. Bloquea la acción de las hormonas necesarias para mantener a un óvulo fecundado implantado en el útero.
Franco Caprino, titular del grupo de profesionales farmacéuticos Federfarma, declaró que por ley los farmacéuticos deben distribuir los medicamentos recetados por un doctor.
"No podemos ser objetores de conciencia a menos que se cambia la ley," dijo.
Mientras que algunos políticos defendieron el derecho del Papa de dar su opinión y el de los farmacéuticos a ser objetores de conciencia, otros lo criticaron.
"El pedido del Papa a los farmacéuticos para que se rehúsen a vender la píldora del día después es una interferencia muy pesada en la política y vida italiana," denunció Lidia Menapace, senadora del Partido Refundación Comunista.
La Iglesia enseña que el control artificial de la natalidad, el aborto y la eutanasia son incorrectos. Sostiene que nada debería bloquear la posible transmisión de la vida, que inculca que comienza en la concepción.