YAKARTA.- El Tribunal Constitucional de Indonesia rechazó la apelación de tres australianos y dos mujeres indonesias condenados a muerte por tráfico de drogas y declaró que esta pena no es contraria con la Constitución, informó hoy la prensa local.
La sentencia ha sido duramente criticada por varias organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Amnistía Internacional.
El Constitucional indonesio entiende que las provisiones de la Ley de Narcóticos de 1997, que penaliza el tráfico con la pena capital, son conformes con el texto constitucional, por lo que mantiene dicha pena para los cinco condenados, informó el diario Jakarta Post.
La apelación fue presentada por dos mujeres indonesias y tres hombres australianos que consideran que la pena de muerte que les fue impuesta viola su derecho a la vida, protegido por la Carta Magna.
El Constitucional se pronunció únicamente sobre la condena de las indonesias, tras negarse a estudiar el caso de los extranjeros al entender que la ley reserva únicamente a los nacionales el derecho a cuestionar una legislación indonesia frente a este alto tribunal.
En la sentencia, la corte explica que los derechos humanos no implican una libertad ilimitada sino que están limitados por las leyes y considera que el tráfico de drogas es un delito grave, que afecta los fundamentos económicos, culturales y políticos de la sociedad.
Tras conocerse la sentencia, en la tarde de ayer, Amnistía Internacional (AI) difundió un comunicado en el que expresó su "profunda decepción” con la decisión judicial.
"Es muy decepcionante que esta pena extrema se mantenga", dijo Louise Vischer, coordinadora del proyecto contra la pena de muerte en Asia Pacifico de esta organización.
"Es legítimo que el Gobierno de Indonesia tome medidas apropiadas contra los traficantes de drogas, pero no hay evidencia científica que demuestre que la pena de muerte tenga más éxito en prevenir estos delitos que otros castigos", añadió.
Según AI en estos momentos hay en Indonesia más de 90 presos en lo que se conoce como el “corredor de la muerte".