SEÚL.- El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, visitará esta semana Corea del Sur para mantener un encuentro con militares de este país asiático sobre asuntos bilaterales de seguridad, informó hoy la agencia Yonhap.
Gates permanecerá dos días en Seúl, donde llegará el martes vía Pekín, para asistir a las reuniones ministeriales del Encuentro Consultivo de Seguridad (SCM, en inglés), antes de partir rumbo a Tokio el jueves.
Seúl y Washington cooperan actualmente en el proceso de desnuclearización de la península coreana, que se espera que lleve finalmente a la firma de un tratado de paz entre las dos Coreas, aún en situación de armisticio desde que finalizó la guerra que enfrentó a ambos países entre 1951 y 1953.
Desde el conflicto, Estados Unidos mantiene un importante contingente de tropas en Corea del Sur, que está negociando con el gobierno estadounidense el futuro de su presencia militar en su territorio.
Ambos países acordaron el pasado mes de marzo un plan para reubicar en Pyeongtaek las tropas estadounidenses destinadas actualmente en Seúl y otras localidades situadas al norte de la capital.
La nueva base de Pyeongtaek acogerá a más de 44.000 soldados estadounidenses, familiares y empleados surcoreanos.
Actualmente, unos 28.000 soldados norteamericanos están estacionados en Corea del Sur como poder disuasorio ante Corea del Norte.
Estados Unidos tiene previsto recortar en 2008 sus tropas desplegadas en Corea del Norte hasta los 25.000 efectivos.
Seúl estima que la reubicación de tropas estadounidenses en Corea del Sur costará un total de 10.000.000 millones de wones (más de 10.000 millones de dólares) y Corea del Sur se hará cargo de más de la mitad.
Este último país puso voluntariamente a su Ejército bajo el mando de Estados Unidos y la ONU poco después de desatarse en 1950 la guerra entre las dos Coreas.
Aunque Corea del Sur recobró el control de sus tropas en 1994, el mando en tiempo de conflicto militar sigue estando en manos de Estados Unidos.
Según las encuestas, una mayoría de los surcoreanos consideran la recuperación del control de sus Fuerzas Armadas en caso de guerra como un asunto de orgullo nacional.