NUEVA YORK.- Más de 70 destacadas mujeres líderes del panorama internacional abogaron en Nueva York por restar peso al aspecto militar del concepto de seguridad mundial para que sea menos una "cuestión de Estado" y más de carácter "humano".
"Las mujeres vemos muy a menudo la necesidad de establecer una interrelación entre áreas como pobreza, inseguridad económica, terrorismo y cambio climático (como partes de la idea de seguridad). Nuestra ambición es mostrar esa interrelación y buscar medidas para combatirlas", explicó el sábado la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margot Wallstrom.
Para ello, mujeres de más de 30 países participan en Nueva York en la primera Cumbre Internacional de Mujeres Líderes para la Seguridad Mundial, organizada por la Fundación Annenberg, el Proyecto Casa Blanca, el Consejo de Mujeres Líderes del Mundo y el Foro Intercultural de Mujeres Líderes. Ejercen de anfitrionas Mary Robinson, ex alta comisaria de la ONU para los Derechos Humanos y primera presidenta de Irlanda, y Kim Campbell, ex primera ministra de Canadá.
"Si sólo se estudian las cosas que se pueden solucionar con bombas nos perdemos la oportunidad de prevenir los conflictos o las tensiones", defendió Campbell.
"Queremos potenciar un nuevo tipo de liderazgo entre las mujeres a alto nivel en materia de seguridad, el mayor desafío para la gente de la calle, y vincular la cuestión de seguridad de Estado con la seguridad humana", explicó, por su parte, Robinson, quien se lamentó de que "en política se compartimenten tanto las estrategias". "Tenemos que hacer un mayor uso de nuestra voz para establecer vínculos con las mujeres sobre el terreno, que no están siendo escuchadas", concluyó.
Betty Bigombe, antigua negociadora de paz en el conflicto del norte de Uganda, defendió que las mujeres de la región sudanesa de Darfur deberían "sentarse en la mesa de negociación", porque ahora "quienes combaten son los que negocian, pero si entran ellas también se sientan a negociar los niños, los menos privilegiados".
La presidenta de la Conferencia Circumpolar Inuit, la canadiense Sheila Watt-Cloutier, puso el Ártico como un claro ejemplo de la amenaza que supone el cambio climático y de cómo puede afectar a los medios de vida y desarrollo de una sociedad, por lo que abogó por "concienciarse de que todos somos uno en este planeta y de que hay que pensar colectivamente".