SDEROT.- Ciudades israelíes y palestinas ven con más escepticismo que esperanza la celebración, el próximo martes en Annapolis (EEUU), de la primera conferencia de paz entre ambas partes en siete años.
Responsables de dos de las localidades de Israel más castigadas por el conflicto, Sderot, en el sur, y Kiriat Shmoná, en el norte, consideran que la cita será una mera "puesta en escena" de las partes y que no reflejará resultados concretos sobre el terreno.
"Annapolis fracasará porque (el conflicto) no es un problema de tierras" y porque "va a ser una cumbre de débiles", declaró a un grupo de periodistas españoles Eli Moyal, alcalde de Sderot, ciudad de 22.000 habitantes y frecuente blanco de los cohetes Al Kasam disparados desde la franja de Gaza.
De hecho, la ciudad se encuentra a menos de un kilómetro de la localidad palestina de Beit Hanún, en el extremo norte de Gaza.
Desde abril de 2001, en Sderot ha caído 5.000 cohetes de fabricación artesanal, que causaron la muerte de diez civiles y sembrado el terror entre una población que se ha acostumbrado a planificar su vida con un margen de 15 segundos: el tiempo que tiene para ponerse a cubierto cuando suenan las alarmas.
Según Moyal, perteneciente al partido conservador Likud, los ataques contra Sderot se han intensificado desde que Israel se retiró de la franja de Gaza en 2005.
El alcalde atribuye a la "suerte" el reducido número de víctimas mortales causadas por los cohetes, fabricados con tuberías compradas en su mayoría en Israel y cuyos restos retorcidos se amontonan en un patio de la comisaría de Policía de la ciudad.
Tampoco se hace ilusiones respecto al encuentro de Annapolis Sami Malul, vice-alcalde de la ciudad de Kiriat Shmoná, que junto a Metula es la más septentrional de Israel, situada cerca de las fronteras con Líbano y Siria.
Durante la guerra que Israel libró contra el grupo libanés Hizbulá el verano de 2006 cayeron sobre Kiriat Shmoná, donde residen 24.000 personas, más de 1.000 cohetes "Katyusha".
"Lamentablemente, no ha cambiado nada" desde entonces, señala el alcalde, que afirma que Israel no cuenta "con un interlocutor del lado palestino" y que la cita auspiciada por EEUU será una mera "cumbre de relaciones públicas".
Israelíes y palestinos tratarán de sentar en ella las bases para futuras negociaciones que permitan poner fin al conflicto, que en los últimos siete años se ha cobrado las vidas de más de 4.500 palestinos y 1.100 israelíes.
A la conferencia también asistirán a nivel ministerial Arabia Saudí y varios países árabes, aunque Siria aún no ha confirmado su participación, que condiciona a que en la agenda de las reuniones se incluya el asunto de los Altos del Golán sirios, ocupados por Israel en 1967.
Por otra parte, el alcalde de la localidad palestina de Beit Hanún, Ibrahim Nazek el Kafarna, es aún más crítico: "No creo que incluso 20 conferencias en Annapolis u otros lugares puedan resolver el conflicto, a no ser que Israel ponga fin a la ocupación y reconozca los derechos de los palestinos".
El máximo responsable municipal de esta población, habitada por 40.000 palestinos y cuya principal fuente de ingresos es la agricultura, cree que el conflicto "dura tanto tiempo debido a la política israelí contra el pueblo palestino".
Y es que Beit Hanún, desde cuyas afueras las milicias suelen lanzar cohetes contra localidades aledañas a la franja de Gaza, ha sido objeto de duras operaciones militares israelíes.
El alcalde de Jenín, de 50.000 vecinos y donde el principal campo de refugiados de esta ciudad cisjordana sufrió en la primavera de 2002 una de las incursiones del Ejército israelí más devastadoras de los últimos años, ve una tímida luz al final del túnel.
Ali Shati, responsable del consistorio y quien figuraba como miembro de Hamás en la lista electoral de los comicios municipales hace dos años, se muestra partidario de una solución negociada y dice "apoyar al presidente palestino, Mahmud Abás, en cualquier decisión que adopte en Annapolis".
"Tengo la esperanza de que israelíes y palestinos concluyan la conferencia con éxito y creo que se trata del primer paso para construir una paz duradera entre las partes, tras años de conflicto y de matarnos los unos a los otros", concluye.