PARÍS.- El incendio de una veintena de coches en Toulouse, al sur de Francia, marcó este martes la extensión de los disturbios en el país, mientras en la región de París la situación era "más tranquila" que las dos noches anteriores aunque inestable, según las autoridades.
Hacia las 22H00 GMT, no se tenía constancia de ningún incidente grave en la localidad más afectada por los disturbios desde el domingo, Villiers le Bel, unos 20 kilómetros al norte de París.
El primer ministro francés, François Fillon, dijo que "la situación es mucho más tranquila que las dos noches precedentes, pero es frágil y hace falta una fuerza de disuasión importante en el terreno".
Fillon hizo estas declaraciones en la misma Villiers le Bel, donde supervisó el despliegue de mil policías para evitar la repetición de una ola de violencia que el domingo y el lunes se saldó con más de 120 agentes heridos.
Al menos nueve personas fueron detenidas en esa localidad este martes por la noche, según la prefectura de Val d’Oise. Además, uno de los individuos que agredió el domingo a un comisario de la policía ha sido identificado, según la misma fuente.
El primer ministro prometió severidad con los "criminales" que disparan contra los policías. Este mismo martes, cuatro hombres de entre 19 y 26 años fueron condenados a penas de tres a diez meses de prisión por los sucesos de Villiers le Bel.
En otra localidad de la periferia noroeste de París, en Mureaux (Yvelines), ocho menores fueron detenidos por el robo e intento de incendio de un autobús que estaba en los garajes.
Mientras, en la ciudad de Toulouse, un incendio en una biblioteca del barrio de Reynerie fue rápidamente controlado, aunque una veintena de vehículos fueron pasto de las llamas, según fuentes policiales.
En todo caso, estos sucesos no alcanzan la gravedad de los del domingo y el lunes.
La oleada de violencia se desencadenó tras la muerte el domingo de dos jóvenes que chocaron en moto contra un coche policial en Villiers le Bel y han reavivado el recuerdo de la crisis de los suburbios del año 2005.
"Hay que hacer todo lo posible para evitar" que los disturbios se propaguen a más localidades, como en el 2005, declaró François Fillon.
Entonces, Francia entera vivió tres semanas de vandalismo y se instauró el estado de excepción. Más de 10.000 coches fueron incendiados.
El presidente francés Nicolas Sarkozy, nada más regresar de China, convocará el miércoles por la mañana una reunión de crisis sobre la cuestión de la seguridad. El jueves tiene previsto dirigir un "mensaje fuerte al país" ante 1.800 policías y gendarmes en París, indicaron sus colaboradores.
Uno de los principales sindicatos de policía, Synergie, destacó que el grado de violencia es "superior" al del 2005, en particular por el uso de armas contra los policías, entre ellas una escopeta de caza.
Los políticos multiplicaban el martes las llamadas a la calma y la oposición socialista instaba al gobierno a dotar de los medios necesarios a estos barrios para salir de esta situación. En estos suburbios, donde se concentra una alta proporción de habitantes originarios del Magreb y el África negra, la tasa media de paro es el doble que en el conjunto del país.