AUSTRALIA.- Un barco bautizado con el nombre de Steve Irwin, el célebre cazador de cocodrilos australiano fallecido el año pasado, partirá hoy del puerto de Melbourne para iniciar una campaña contra los balleneros japoneses que operan en el Pacífico Sur.
En un comunicado leído durante la ceremonia de cambio de nombre del barco, la viuda de Irwin, Terri, dijo que la decisión de bautizar así la nave es una prueba de que el legado de su marido continuará en el futuro, informó la agencia australiana "AAP".
"Steve siempre llevó a las ballenas en el corazón y en 2006 valoraba la posibilidad de unirse a una parte del viaje de Sea Shepherd para defender a esos preciosos animales", indicó en la declaración.
El barco, propiedad del grupo ecologista Pastores del Mar (Sea Shepherd Conservation Society), que hasta hoy se conocía como Robert Hunter, en homenaje al cofundador de Greenpeace, viajará a la Antártica para evitar que los cazadores japoneses lleven adelante la matanza de ballenas.
Japón puso en marcha el pasado noviembre su programa anual de caza de ballenas con fines “científicos” y este año se propone capturar 50 ballenas jorobadas, 935 ballenas minke y otras 50 ballenas de Aleta en el Océano del Sur.
La operación, que los ecologistas realizan cada año, lleva en esta ocasión por nombre “Operación Migaloo,” en referencia a la famosa ballena albina que todos los años pasa cerca de la costa australiana cuando emigra hacia aguas del norte.
La Comisión Ballenera Internacional (CBI) solicitó el pasado mes de junio a Japón que detenga su programa de “capturas con fines científicos,” tras una resolución no vinculante auspiciada por Australia, uno de los países que con mayor insistencia se opone al plan.
La CBI ha ratificado la moratoria vigente desde 1986 contra la caza de ballenas con fines comerciales, pese a las presiones niponas para que se levante el veto para la pesca a pequeña escala.
Noruega es el único país del mundo que permite la pesca comercial de cetáceos, pero Japón e Islandia cazan más de 2.000 ballenas al año con fines "científicos", lo que, según las organizaciones ecologistas, es una forma encubierta de realizar capturas comerciales.