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Santiago: Jueves 21 de noviembre del 2024 | Actualizado 13:57
WASHINGTON.- Dos hombres se declararon hoy culpables ante las autoridades federales de EE.UU. por participar en una conspiración para lanzar una campaña terrorista contra este país.
En vistas separadas ante un tribunal de Santa Ana (California), Kevin James, de 31 años, y Levar Washington, de 28, admitieron que proyectaban lanzar una guerra santa (yihad) contra sitios militares, sinagogas y otros blancos en 2005.
También complotaban para asaltar estaciones de servicio y otros establecimientos judíos en Los Ángeles para financiar esas operaciones.
Ambos enfrentan posibles condenas a un máximo de 20 años de cárcel. A Washington se le sumarían otros cinco años si es declarado culpable de asaltar una estación servicio, armado con una escopeta en julio de 2005.
Fuentes judiciales dijeron que un tercer miembro del grupo de extremistas musulmán fundado por James, identificado como Gregory Patteron, también se declarará culpable de conspiración terrorista cuando comparezca a una audiencia el próximo lunes.
Las autoridades declararon que Hammad Samana no es apto para ser sometido a juicio, ya que se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico en una prisión federal, agregaron.
"El terrorismo interno sigue siendo una grave preocupación para la seguridad de nuestro país y esta célula estuvo más cerca de entrar en operaciones que ninguna otra desde el 11-S", dijo Michael Downing, subjefe del Departamento de Policía de Los Ángeles.
La conspiración terrorista fue descubierta en julio de 2005 cuando la policía investigaba una serie de asaltos a estaciones de servicio.
Los hombres fueron arrestados un mes después y en un registro del apartamento de Patterson y Washington, la policía descubrió una lista de potenciales objetivos así como una declaración de James a ser entregada a los medios de información después de llevarse a cabo los ataques.
Un documento presentado por los fiscales, señaló que James, Washington y Patteron planeaban atacar varias sinagogas de Los Ángeles durante las festividades judías de Yom Kipur con el objetivo de causar “la mayor cantidad de muertes posible".
