BOGOTÁ.- Un niño colombiano, hijo de un militar en poder de las FARC, le pidió al máximo jefe de esa guerrilla, Manuel Marulanda, no seguirle haciendo daño al país y la liberación “de todos los secuestrados".
Johan Estiven, de escasos 10 años, dijo al telenoticiero Noticias UNO que le pedía a Marulanda que “por favor se toque el corazón, se lo remueva y se ablande su corazón. Que ya no le siga haciendo daño al país y que por favor libere a mi papá y a todos los secuestrados".
El cabo José Libio Martínez, padre de Johan Estiven, fue uno de los 18 militares secuestrados por Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que a sangre y fuego asaltaron, el 21 de diciembre de 1997, la base de comunicaciones de Patascoy (departamento de Nariño, frontera con Ecuador), en la que también murieron otros 10 militares.
De esos rehenes, 16 quedaron libres el 28 de junio de 2001 en virtud de un acuerdo entre el Gobierno y las FARC para liberar a 226 soldados y policías a cambio de 14 guerrilleros.
El pequeño Johan no conoce a su padre, pero le escribe cartas en la que le expresa su infinito amor y le recuerda “que tiene un hijo que lo espera para conocerlo y que nunca más se vuelva a ir".
De los cabos Martínez y Pablo Moncayo, el otro militar que está en poder de las FARC, solamente se han divulgado dos pruebas de vida, la más reciente a mediados de año.
Ellos son considerados los secuestrados que más tiempo permanecen en poder de los rebeldes y forman parte de unas 45 personas que las FARC pretenden intercambiar, con el Gobierno colombiano, por unos 500 guerrilleros presos en cárceles del país y dos extraditados a Estados Unidos.
Pese a que las partes han buscado acercamientos, los rebeldes exigen el despeje de dos municipios de Pradera y Florida (suroeste) para negociar el canje, pero Uribe rechaza esa petición y ha ofrecido “una zona de encuentro” manejada por la Iglesia católica y que debe cumplir varios requisitos.