KIRKUK, Irak.- La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, llegó el martes a Kirkuk en una visita sorpresa a esta localidad iraquí, según una corresponsal de la AFP que la acompaña.
La visita de Rice tiene como objetivo apoyar el esfuerzo en favor de la reconciliación que lleva a cabo el nuevo emisario de la ONU en Irak, Staffan de Mistura, en esta ciudad del Kurdistán iraquí (norte) de gran diversidad étnica y religiosa.
Durante la corta estadía de la secretaria estadounidense, que no fue anunciada previamente por motivos de seguridad, la jefa de la diplomacia de Washington tiene previsto reunirse con representantes de las comunidades que conviven en la ciudad, kurda, árabes sunitas y chiitas, cristiana y turcomana.
Rice viajó a Kirkuk para visitar a los diputados sunitas de la asamblea provincial que recientemente pusieron fin a un largo boicot a esa institución, informó a los periodistas que acompañan a la secretaria estadounidense su consejero para Irak, David Satterfield.
Pese a que la asamblea sigue boicoteada, en esta ocasión por los diputados turcomanos, la administración norteamericana ve en el gesto sunita un "progreso considerable", aseguró Satterfield.
Por su parte, Staffan de Mistura, que llegó a Irak en noviembre, "logró hace unos días un acuerdo entre la misión de la ONU en el país y las partes" de cara a la aplicación del artículo 140 de la Constitución iraquí.
Ese artículo estipula la celebración de un referéndum antes del 31 de diciembre de 2007 para decidir si la rica región petrolera de Kirkuk debe pasar bajo la autoridad del gobierno del Kurdistán autónomo iraquí.
El primer ministro del Kurdistán, Nechirvan Barzani, anunció el lunes haber aceptado un aplazamiento de seis meses propuesto por la misión de la ONU en Irak (UNAMI) para celebrar ese referéndum.
Ese retraso se utilizará, según la UNAMI, para empezar el delicado proceso de revisión de las fronteras regionales marcadas por el anterior régimen en detrimento de las minorías étnicas.
El fallecido ex dictador Saddam Hussein obligó a exiliase a decenas de miles de kurdos de Kirkuk y la repobló con otras etnias procedentes de otras regiones iraquíes.
Actualmente, la vuelta de muchos de los expulsados y la marcha de quienes habían ocupado su lugar han creado una situación peligrosamente inestable.