SIDNEY.- Australia encabezó hoy a una treintena de países que expresaron su rechazo al programa de caza de ballenas por Japón, pese a que Tokio ya lo suspendió ayer por la presión internacional.
El ministro de Exteriores australiano, Stephen Smith, elogió hoy en un comunicado la decisión del Gobierno nipón de eliminar de su lista de capturas “científicas” a las ballenas jorobadas, pero dijo que Japón debe hacer más para conservar a estos animales en peligro de extinción.
Smith indicó que el Gobierno australiano “cree firmemente que no hay justificación creíble alguna para seguir cazando ballenas” y espera que la protesta diplomática presentada ayer por Australia ante la Embajada japonesa en Canberra y respaldada por otros treinta países “lance una señal clara” a Tokio sobre este asunto, agregó.
El Ejecutivo australiano anunció a principios de semana que vigilará con barcos y aviones la próxima campaña anual de los balleneros japoneses en la Antártica, donde tienen previsto capturar más de un millar de cetáceos con fines “científicos,” según Japón.
Por su parte, Tokio informó ayer de que finalmente no incluirá, por primera vez desde 1963, a las ballenas jorobadas en la lista de capturas permitidas bajo el pretexto de realizar estudios científicos, que actualmente autoriza la caza de 850 ballenas minke y 500 ballenas de aleta.
La Comisión Ballenera Internacional solicitó en junio a Japón que detenga este programa, tras una resolución no vinculante auspiciada por Australia, uno de los países que con mayor insistencia rechaza el plan.
Este organismo ha ratificado la moratoria vigente desde 1986 que prohíbe la caza de ballenas con fines comerciales, pese a las presiones niponas para que se levante el veto para las capturas a pequeña escala.
Noruega es el único país del mundo que permite la caza comercial de cetáceos, pero Japón e Islandia cazan más de 2.000 ballenas al año con fines “científicos,” lo que, según los grupos ecologistas, es una forma encubierta de realizar capturas comerciales.