MÉXICO.- Los caciques de una pequeña y marginada comunidad zapoteca del estado mexicano de Oaxaca amenazaron de muerte a Eufrosina Cruz por rebelarse contra las costumbres indígenas que prohíben a las mujeres participar en política, dijo hoy a Efe la afectada.
"Tengo amenazas de muerte de los caciques que me mandan a decir que si no paro esta lucha me van a callar con una bala", dijo en entrevista la indígena zapoteca, de 27 años, una activa luchadora por los derechos de las mujeres en una zona atrasada del país.
Cruz participó en noviembre pasado en la contienda electoral para la alcaldía de Santa María Quiegolani, pero la autoridad municipal anuló los votos que recibió bajo la ley indígena de usos y costumbres.
Entonces la mujer inició una campaña para denunciar la represión de los hombres de su comunidad contra las mujeres que desean participar en política, esto provocó, según Cruz, el enojo de los caciques.
Esta alcaldía está ubicada en la zona montañosa de Oaxaca y cuenta con una población de apenas unos 1.600 habitantes.
"No voy a dejar de hacerlo porque de otra forma pasarán otros siglos para que en estas montañas no se tomen en cuenta los derechos de la mujer para votar y ser votadas, pero sobre todo que ya no decidan otras gentes por nosotras, de cuántos hijos debemos tener", dijo la indígena zapoteca.
"Exigimos que haya un decreto en el que aparezca la palabra mujer en el catalogo de usos y costumbres", dijo Cruz, quien desde niña huyó de su casa para evitar ser entregada por su familia a un hombre mayor de la comunidad como lo establecen los usos y costumbres.
Comentó que el hecho de ser mujer y una profesional contable fue el pretexto para que fueran anulados los votos, sin que se sepa el número de sufragios que recibió esta indígena zapoteca.
Dijo que impugnará por la vía legal ante el Tribunal Electoral de Oaxaca, y si el fallo es desfavorable, irá al federal “e incluso a la Corte Internacional".
Cruz presentó su queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de la ciudad de México en contra de las autoridades municipales de Santa María Quiegolani y del Instituto Estatal Electoral de Oaxaca.
"Es muy justo que un ser humano, independientemente de que sea mujer u hombre, indígena o mestizo, aspire al poder político y escale puestos en la administración pública", insistió Cruz.
A los once años escapó de su comunidad para cumplir con el sueño de ser una profesional.
"Años después regresé para inspirar el sueño de otros jóvenes" para que se liberen “del yugo que ha mantenido amedrentado a mi pueblo; el yugo de los caciques que han impuesto su poder y que me han coartado el derecho a votar y ser votada como presidenta municipal de Santa María Quiegolani", dijo la indígena.
"No busco que se defienda a Eufrosinia sino a todas las mujeres indígenas de Oaxaca y de México", dijo.
La población indígena de México asciende a 13,2 millones, es decir, uno de cada ocho mexicanos, y está concentrada en Oaxaca (2,1 millones), Chiapas (1,4), Veracruz (1,3) y Yucatán y Puebla con poco 1,2 millones cada uno, según datos del Consejo Nacional de Población (Conapo).