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EE.UU.: Cadena perpetua a dos ancianas en caso de indigentes

Tanto Helen Golay, de 77 años, y Olga Rutterschmidt, de 75, adquirieron las pólizas de ambas personas para luego matarlos.

15 de Julio de 2008 | 18:53 | AP

LOS ÁNGELES.- Dos ancianas no mostraron emoción alguna mientras un juez habló sobre su avaricia y las sentenció a cadena perpetua por el asesinato de dos indigentes para cobrar pólizas de seguro de vida que les habían adquirido.


El juez del Tribunal Superior David Wesley dictó las sentencias de cárcel de por vida sin derecho a libertad condicional a Helen Golay, de 77 años, y Olga Rutterschmidt, de 75, ésta última originaria de Hungría.


Las mujeres fueron declaradas culpables de un fraude en el cual hicieron amistad con los indigentes, adquirieron las pólizas y luego los mataron en homicidios que aparentaban haber sido cometidos por automovilistas que se habían dado a la fuga.


Los fiscales señalaron que las mujeres cobraron 2,8 millones de dólares antes de que se descubriera su fraude.


El juez dijo que los dos hombres que mataron sólo necesitaban comida, agua y un albergue.


"Ellos necesitaban ayuda. Pensaron que la estaban obteniendo de ustedes", dijo Wesley a las mujeres sentenciadas. "En lugar de ello, estos hombres infortunados fueron sacrificados en su altar de avaricia".


Recordando una escena de un video grabado en secreto de las mujeres hablando luego de su arresto, el juez miró a Rutterschmidt y dijo: "Durante este juicio, señora Rutterschmidt, usted reconoció algo en la señora Golay que no reconoció en usted misma. Usted la señaló con un dedo y dijo: 'eres codiciosa'".


Wesley señaló que aunque no existe posibilidad de libertad condicional, se realizó un reporte de las mujeres sobre ese punto.


"El oficial de libertad condicional indica que ellas no tienen conciencia y son una amenaza seria para la comunidad", agregó el juez.


Las ancianas fueron condenadas por homicidio agravado y asociación delictuosa para asesinar por ganancias financieras por la muerte en 1999 de Paul Vados, de 73 años, y en el 2005 de Kenneth McDavid, de 50.


Algunos familiares de las víctimas hablaron brevemente, narrando su tristeza al haber perdido contacto con los dos hombres y luego enterarse de que habían sido asesinados.


"Quiero saber por qué la vida de mi padre tuvo que terminar así", dijo Stella Vados, hija de Paul Vados. "El no merecía eso. Nadie merece eso", agregó.

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