El grupo de evacuados abordó seis autobuses con rumbo a Ammán, desde donde viajarán a sus respectivos países.
AFPPASO DE EREZ, Israel.- Marwan Daib abandonó el terminal fronterizo de Erez, última etapa de una "arriesgada" evacuación junto a otros 250 extranjeros que hoy huyeron de la ofensiva israelí en Gaza, donde, aseguró, "no hay un solo lugar seguro, estás de suerte si sobrevives".
Este conflicto "es el peor en muchos años. Es mucho más intenso, las armas son brutales y la magnitud del ruido de las explosiones es extremadamente potente", declaró Daib, un palestino-canadiense que se encontraba en la ciudad de Gaza de vacaciones cuando estalló la ofensiva israelí el 27 de diciembre de 2008.
"Odio las bombas, me dan mucho miedo. Siempre trataba de no escucharlas. Muchas caían cerca de nuestra casa. Los edificios se venían abajo, también los edificios donde compramos se venían abajo", dijo Fawiz, de siete años, también canadiense, evacuado junto a su madre y hermano, evocando las largas noches de bombardeos en la Franja de Gaza.
Unos 250 extranjeros, entre canadienses, austríacos, rumanos, noruegos, suecos y filipinos, fueron evacuados hoy por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en seis autobuses a través del paso de Erez, en el sur de Israel.
Acompañados por diplomáticos de sus países al atravesar el paso fronterizo, donde todavía podían escuchar el estrépito de las bombas impactando sobre el territorio palestino, la mayoría de evacuados, llevando en brazos a sus bebés o empujando pesados carros de maletas, partió después en autobuses a Ammán, desde donde regresarán a sus países.
Ésta es la segunda operación de este tipo después de que más de 200 extranjeros o palestinos con doble nacionalidad abandonaran el 2 de enero el territorio, la víspera de la entrada de las tropas terrestres israelíes.
Pero, según varios diplomáticos, unos 400 siguen atrapados bajo el cruce de fuego entre Israel y Hamas, entre ellos, la española María Velasco, cuyos tres intentos de huir de la Franja de Gaza se han visto frustrados por los combates o problemas burocráticos.
La madre del pequeño Fawiz, Nasreen Elmadhoon, relató furiosa el horror de la guerra, asegurando que "la gente está muriendo en Gaza, la están matando".
"Los últimos días permanecimos encerrados en casa, sin hacer absolutamente nada, sólo escuchando las bombas", explicó Nasreen, que viajó a la ciudad de Gaza para visitar a su padre, enfermo de cáncer.
Cada vez que un artefacto estallaba cerca de su vivienda, sus "hijos se ponían a correr" hasta llegar al salón "y esconder sus cabezas bajo el colchón. Yo les decía que se trataba de una especie de juego como el 'Hello' de la X-Box", dijo.
Los civiles están "recurriendo a métodos primitivos para cubrir sus necesidades básicas. No hay electricidad desde hace al menos cinco días", contó por su parte Daib.
Sin embargo, "la gente no se está muriendo de hambre. Quizás no hay toda la cantidad necesaria de alimentos, cuya calidad tampoco es muy buena, pero no se puede decir que no estén comiendo", explicó el psicólogo.
Para Daib, la guerra "nos ha hecho retroceder muchos años". "Nos han prometido tantas veces que esto (el conflicto israelo-palestino) iba a terminar (...) Pero sólo se habla de iniciativas de tal o tal presidente, nada ha cambiado", se lamentó.
Al tiempo que estos extranjeros cruzaban sanos y salvos la frontera, la española María Velasco, que junto a su esposo palestino y sus hijos de 2 y 23 años debía encontrarse en ese grupo, lloraba de indignación e impotencia.
El Consulado español le informó que tampoco esta vez, la tercera en una semana, podría salir de la Franja de Gaza, un nuevo golpe que Velasco atribuyó a la "falta de coordinación" de las autoridades españolas.
Fuentes de la misión diplomática en Israel confirmaron que su evacuación "no fue posible por circunstancias fuera de (su) control".
España "sigue trabajando" sobre su partida de Gaza, que espera se produzca "lo antes posible", dijeron las mismas fuentes.
Pero Velasco, que ha vivido en los últimos 12 años en Jan Yunés (sur de la Franja), arremetió contra las autoridades españolas a quienes ella misma tuvo que "facilitarles el teléfono de la Cruz Roja y de la ONU", encargadas de sacar a los extranjeros, dijo por teléfono.
Mientras los "extranjeros parten en autobuses de la ONU", que vienen a buscarlos a sus casas, "a nosotros el Consulado nos dice que nos busquemos un coche particular, arriesgando nuestras vidas", denunció.
Este mediodía Velasco se encontraba en una escuela de la ONU en Jan Yunés, donde esperaba que el personal humanitario la trasladara junto a su familia a la ciudad de Gaza, donde pasarán bajo cuidado de la Cruz Roja.
La evacuación de la española, que pidió abandonar Gaza casi un mes antes de que estallara la guerra, podría efectuarse el viernes, pero "no es seguro", admitió.