CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Benedicto XVI auguró que Francia revise sus leyes sobre bioética, teniendo en cuenta la "intangibilidad" de la vida humana, y remarcó el "gran papel de Francia en la comunidad internacional".
"En Francia está a punto de empezar un gran debate sobre bioética", dijo Benedicto XVI la recibir las credenciales del nuevo embajador de ese país ante la Santa Sede, Stanislas Lefebvre.
"Me alegro de que la misión parlamentaria (francesa) sobre cuestiones relacionadas con el final de la vida haya llegado a conclusiones sabias y llenas de humanidad, al proponer que se refuercen los esfuerzos para consentir que se acompañe mejor a los enfermos" afirmó el Pontífice. "Auguro -explicó- que la misma sabiduría que reconoce el carácter intangible de toda vida humana se aplique al revisar las leyes sobre bioética", agregó.
"La Santa Sede -dijo Benedicto XVI- no duda de que la comunidad internacional, en la que Francia desempeña un gran papel, puede dar un aporte cada vez más justo y eficaz en favor de la paz y la concordia ente las naciones y por el desarrollo de todos los países".
El Pontífice alentó también a Francia a afrontar la crisis económica "con medidas que favorezcan la cohesión social, protejan a las poblaciones más frágiles y, sobre todo, puedan dar al mayor número posible de personas la capacidad y las oportunidades de convertirse en actores de una economía verdaderamente creadora de servicios y de verdaderas riquezas".
El Papa mencionó también los esfuerzos del Presidente francés, Nicolas Sarkozy, para favorece el diálogo entre las religiones, labor sobre la cual "velan" los obispos franceses para "asegurar las bases de un diálogo intercultural e interreligioso en que las distintas comunidades religiosas tengan la oportunidad de mostrarse como factores de paz".