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Piloto que acuatizó en el río Hudson recibe las llaves de Nueva York

Chesley Sullenberger sostuvo que las noches que siguieron al incidente no podía dormir pensando en que podría haber hecho algo diferente. Sin embargo, hoy no se arrepiente de la decisión que tomó.

09 de Febrero de 2009 | 15:34 | AP

NUEVA YORK.- Nueva York le rindió homenaje hoy a sus héroes más recientes: el piloto que acuatizó un avión en el río Hudson y su tripulación recibieron las llaves de la ciudad de manos del alcalde Michael Bloomberg, quien les agradeció que hayan impedido lo que calificó de "una tragedia horripilante".


El capitán Chesley Sullenberger y los tripulantes del vuelo 1549 de US Airways son "cinco verdaderos héroes estadounidenses", afirmó Bloomberg.


Sullenberger y su tripulación lograron el 15 de enero acuatizar el avión con las turbinas apagadas en el río frente a Manhattan, al alcance de embarcaciones de rescate, y salvar la vida de las 155 personas a bordo. Según los indicios, las turbinas dejaron de funcionar debido a que la nave se cruzó en el camino de una bandada de gansos.


Bloomberg señaló que ese día "pudo haber sido uno de nuestros más trágicos, pero fue uno de los más triunfales".


La ceremonia fue realizada en el ayuntamiento en Manhattan, donde el alcalde entregó las llaves de la ciudad al piloto y al resto de la tripulación. El homenaje estuvo seguido por una semana de adulaciones y entrevistas.


En declaraciones a la cadena ABC, algunos pasajeros agradecieron a Sullenberger el poder seguir vivos. Otros dijeron que la voz sosegada del piloto evitó el pánico.


En declaraciones al programa "60 Minutes" de la cadena de televisión CBS, Sullenberger admitió que sintió náusea cuando la bandada inhabilitó ambos motores con violentos golpes secos, incapacitando la aeronave a 915 metros sobre la ciudad más poblada del país.


El capitán Sullenberger señaló que el sonido de los gansos golpeando el avión y el olor de aves quemadas entrando a la cabina fue "nauseabundo".


"¡Oh, se podían escuchar!", comentó. "Golpes estrepitosos. Se sentía como si el avión estuviera siendo golpeado por lluvia fuerte o granizo. Sonaba como la peor tormenta que yo haya escuchado mientras crecía en Texas", agregó.


La entrevista con Sullenberger y los otros cuatro miembros de la tripulación fue transmitida ayer, siendo la primera desde el acuatizaje en el agua helada de enero en el Hudson.


Sullenberger tomó el control del aparato, que tenía su primer oficial, y lo deslizó planeando hacia su seguridad. Sin embargo, señaló que después del acuatizaje de urgencia, no pudo dormir esa noche, conjeturando si actuó correctamente, a pesar de que todas las personas a bordo sobrevivieron.


Sullenberger dijo que inicialmente tuvo problemas para excusarse porque pensó que pudo haber hecho algo diferente en esa "situación crítica".


"Las primeras noches fueron las peores", narró Sullenberger. "Cuando comenzaron los 'y si hubiera'".


Ahora señala el capitán que no se arrepiente de sus acciones ese día, calificando su decisión de acuatizar en el río como "la única alternativa viable", en comparación a regresar al aeropuerto La Guardia o aterrizar en el aeropuerto Teterboro en Nueva Jersey.


"El único lugar nivelado y llano suficientemente largo para posar un avión era el río", apuntó, recordando que el aparato no tenía propulsión y estaba "descendiendo rápidamente".


Sullenberger, ex piloto de combate de la Fuerza Aérea que ha volado aviones comerciales durante casi tres décadas, dijo que sabía que debía llegar al agua con las alas niveladas y la nariz ligeramente arriba, y "a una velocidad de descenso a la que se pudiera sobrevivir".


"¿En algún momento rezó?", preguntó la entrevistadora de CBS Katie Couric.


"Yo pensaría que alguien en la parte de atrás se estaba encargando de eso por mí mientras yo volaba el avión", respondió.


Los asistentes de vuelo dijeron que no sabían que se dirigían al agua, hasta que ocurrió.
"Cuando salí de mi asiento y vi agua, fue el mayor impacto que he tenido en mi vida", dijo la asistente de vuelo Doreen Welsh, agregando que sus emociones "habían pasado en segundos de aceptar la muerte a ver la vida".


Comentó que entonces se "puso loca" y comenzó a gritar y a presionar a la gente para que saliera porque el impacto abrió un boquete en la cola del avión y comenzó a entrar agua a la cabina.


Sullenberger acuatizó la aeronave cerca de dos terminales de transbordadores, y botes de rescate aparecieron en minutos para llevar a la seguridad a los 150 pasajeros y cinco tripulantes.


Cuando el capitán tuvo confirmación oficial de que todos habían sobrevivido, "sentí como que me habían quitado del corazón el peso del universo", comentó.


La tripulación se encontró con algunos pasajeros y familiares de éstos en una reunión en Charlotte, Carolina del Norte, destino del vuelo 1549.


"Más de una mujer se me acercó y dijo, 'gracias por no convertirme en viuda'", dijo Sullenberger. "'Gracias por permitir a mi hijo de 3 años tener un padre'", agregó.


Uno de los pasajeros pidió a Sullenberger que firmara en su camisa.

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