NUEVA DELHI.- La crisis mundial y el terrorismo hacen peligrar el "milagro" indio construido desde hace seis años por un fenomenal crecimiento económico y un desarrollo relativamente pacífico de este gigante democrático, multicultural y laico, según los expertos.
Reunidos esta semana en un coloquio en Nueva Delhi, políticos, altos funcionarios, universitarios, empresarios y economistas dibujaron un panorama inquietante para la décima potencia mundial.
Ya se trate de recesión o terrorismo, "India no está ni protegida ni inmunizada", advirtió el ministro indio de Comercio, Kamal Nath.
"La economía mundial continuará retrocediendo. La situación no hará más que empeorar en Estados Unidos y en Europa donde la contracción de la demanda tendrá evidentemente un impacto sobre nuestras exportaciones", previno el ministro.
"India ya está sufriendo las consecuencias de la ralentización mundial", subrayó por su parte Richard Heald, vicepresidente de la rama local del banco Rothschild.
Tras una tasa de crecimiento del 9% en 2007-2008 (ejercicio concluido en marzo de 2008), el peso pesado de Asia no superará el 7% este año, es decir, su peor nivel desde 2003, según las previsiones.
Sus exportaciones caerán hasta 175.000 millones de dólares, reconoce el gobierno, frente a una primera estimación de 200.000 millones de dólares.
No obstante, éstas sólo representan el 20% del Producto Interior Bruto (PIB), haciendo de India una potencia "menos dependiente de los intercambios mundiales" que, por ejemplo, China, relativiza Omkar Goswami, presidente del gabinete consultivo CERG.
El inmenso mercado interior indio es el motor del crecimiento, recuerda.
"Pero no hay que subestimar la profundidad de la recesión en Estados Unidos, la eurozona o Gran Bretaña, ni tampoco el tiempo que hará falta para salir" de la crisis, explica Goswami.
"¡No se puede decir que India apenas se verá afectada! La crisis ya ha hecho daño a las inversiones y el empleo", previene el economista.
India habrá perdido 1,5 millones de empleos de aquí a fines de marzo en los sectores exportadores como la artesanía o el textil, advirtió este mes el gobierno.
Las inversiones extranjeras apenas alcanzarán los 30.000 millones de dólares este año, tres veces menos que en China.
Más optimista, Surjit S. Bhalla, director del centro de investigación de economía Oxus, prevé una "salida de la recesión mundial en el segundo semestre de 2009" y una "aceleración en 2010 del crecimiento indio, que superará al de China".
Pero algunos expertos no sólo temen los efectos de la crisis económica. Se alarman también del riesgo terrorista internacional desde los atentados de Bombay, el "11 de septiembre de India", que a finales de noviembre dejaron 174 muertos, incluidos 26 extranjeros y nueve de sus autores.
"Los ataques en Bombay tuvieron como objetivo desestabilizar la armonía intercomunitaria de la India laica", juzgó Vinod Kumar Duggal, ex secretario general del ministerio del Interior.
India es una nación multiétnica de 1.100 millones de ciudadanos -- 80% hindúes, 14% musulmanes, 2,5% cristianos, con una historia jalonada por la violencia interreligiosa.
Nueva Delhi y la comunidad internacional imputan la masacre de Bombay - metrópoli símbolo del ’milagro’ indio - al Lashkar-e-Taiba, un grupo clandestino islamista paquistaní.
India acusa incluso a los servicios de inteligencia del país vecino de haber participado en los atentados. Islamabad ha reconocido que fueron "en parte" urdidos en su territorio.
"El ejército paquistaní sustenta a redes islamistas internacionales", sobre todo "un eje de organizaciones en la frontera paquistaní-afgana", refugio de talibanes y miembros de Al Qaida, denunció Gopalaswami Parthasarathy, universitario y ex embajador de India en Pakistán.
"No se engañen: habrá más atentados en India", previno.