WASHINGTON.- Comer alimentos sanos para el sistema cardiovascular y de calorías reducidas es la mejor forma de perder peso, independientemente de la proporción de proteínas, grasas o glúcidos que se ingieran, según un estudio estadounidense divulgado hoy.
Esta investigación conducida por los institutos estadounidenses de salud (NIH, por su sigla en inglés) durante dos años con 811 voluntarios hombres (38%) y mujeres (62%) de 30 a 70 años con sobrepeso u obesidad, cuestiona drásticamente las dietas que han estado de moda en los últimos años, sobre todo tras la expansión de la obesidad en Estados Unidos.
Dietas como la Atkins, escasa en glúcidos, o la Ornish, que no propone limitaciones calóricas sino una alimentación rica en vegetales y fibras, privilegian un grupo nutricional respecto a otros.
Los investigadores que condujeron el estudio clínico del NIH examinaron cuatro dietas distintas, en las cuales los tres elementos fundamentales de la alimentación -proteínas, grasas y glúcidos- estaban contenidos en distintas proporciones.
Los participantes de las cuatro dietas tuvieron una pérdida de peso similar, reduciendo un promedio de 5,9 kilogramos en seis meses, precisaron los autores de la investigación publicada en el "New England Journal of Medicine" del 26 de febrero.
El ansia irresistible de comer, la sensación de saciedad o de hambre, así como el grado de satisfacción obtenido con el régimen que siguieron, también fue similar en los participantes de los cuatro grupos.
"Estos resultados muestran que mientras se siga un régimen sano para el sistema cardiovascular, reducido en calorías, no hay un único enfoque nutricional para perder kilos y mantener un peso sano", señala Elizabeth Nabel, médica directora del Instituto del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, en su sigla en inglés), que forma parte de los NIH.
A los participantes se les habían asignado objetivos personalizados de calorías, que iban de un consumo de 1.200 a 2.400 calorías diarias según sus necesidades diarias de energía.
También debían hacer una actividad física de intensidad moderada, como por ejemplo una caminata acelerada durante 90 minutos una vez por semana.