LONDRES.- Madeleine McCann, la niña británica desaparecida en Portugal en mayo de 2007, fue tratada como una "mercancía" por la prensa del Reino Unido, según denunció hoy su padre, Gerry McCann.
El progenitor de la menor, que desapareció del departamento en Praia da Luz donde la familia veraneaba, se mostró crítico con los medios de comunicación al declarar ante una comisión parlamentaria que investiga los estándares de la prensa y casos de libelo e invasión de la intimidad.
El caso de Madeleine, que la Policía portuguesa dio por cerrado en julio de 2008 pese a no haberse descubierto su paradero, acaparó la atención de la prensa en Gran Bretaña y otros países hasta varios meses después de haber sucedido.
McCann describió algunos de los artículos publicados sobre su hija de "sensacionalistas y falsos", y explicó que vieron que había presión sobre los periodistas para publicar noticias cuando no había nada que contar.
"Convirtieron a Madeleine en una mercancía y había que obtener beneficios", afirmó.
Dijo que algunas de las noticias fueron "tergiversadas" o incluso "fabricadas", como las que afirmaban que Madeleine estaba muerta sin pruebas, lo que pudo haber perjudicado la investigación.
El padre de la pequeña, que ahora tendría cinco años, opinó que "debería haber algún tipo de control" sobre la prensa, ya que "tiene el potencial de arruinar la vida de las personas".
McCann explicó que desde el primer día los artículos estaban basado en conjeturas -"no nos ayudaron de ninguna manera", aseguró-, y él y su esposa, Kate, pronto decidieron que no iban a mirar la televisión ni leer los periódicos.
La cobertura informativa empeoró cuando Kate fue declarada sospechosa por la Policía portuguesa, imputación que se retiró cuando se cerró el caso.
Tanto la pareja como los amigos que estaban con ellos cenando en un bar mientras la niña y sus hermanos dormían, y el otro sospechoso del caso, Robert Murat, han ganado casos de libelo contra la prensa en Gran Bretaña y han sido indemnizados.
Tras tomar declaración a varios testigos, la comisión parlamentaria deberá presentar sus conclusiones sobre la legislación británica en relación a la prensa, que tradicionalmente ha tendido a proteger más la libertad de información que el derecho al honor o la intimidad.