BERCELONA.- Andrés Mario Arias, el hombre de nacionalidad argentina que este sábado salvó la vida de un niño que cayó de un balcón en Barcelona, explicó hoy que reaccionó con un acto reflejo cuando vio al niño en peligro y que en apenas "dos segundos" tendió los brazos para recogerlo.
El niño, de dos años, que se precipitó a la calle desde un tercer piso, continúa en estado grave, pese a la rápida actuación de Andrés Mario Arias que logró amortiguar el golpe y salvarle la vida.
A raíz de su providencial actuación, Andrés Mario Arias, un ingeniero informático de origen argentino, ha establecido relación con la familia del niño, que lo trata como a un héroe.
De hecho, ha ido a visitar al menor al hospital Vall d'Hebron de Barcelona, donde está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), según explicó él mismo.
El ingeniero venía del banco con su niño de 10 meses en el coche, cuando tras cruzar una calle vio caer a sus pies un diminuto zapato.
El zapato del bebé hizo que Andrés Mario levantara la cabeza y viera a un niño de dos años colgado del balcón de un tercer piso y balanceándose, a punto ya de caerse, según recordó.
Tras mirar a ambos lados para pedir ayuda y comprobar que no había nadie cerca, Andrés Mario ancló el coche de su hijo y levantó los brazos, con lo que logró agarrar con las manos al pequeño que, sin embargo, se le escurrió y fue a parar al suelo, aunque la caída fue amortiguada.
Ni una lágrima tenía el bebé en el rostro cuando dio con sus huesos en el suelo, pero, eso sí, "una cara de susto impresionante" y acabó rompiendo a llorar cuando a su alrededor empezaron a concentrarse transeúntes curiosos, añadió el ingeniero.
Instantes después llegó la madre del niño, que entró en estado de shock al darse cuenta de lo que le había sucedido a su hijo, de manera que fue una amiga suya la que acabó tomando los datos de Andrés Mario y prometiendo contactar con él para informarle del estado del menor, que fue trasladado al hospital en ambulancia.
Ayer por la tarde, el ingeniero fue a ver al niño al hospital, donde fue recibido con un fuerte abrazo por su padre, que estaba ansioso por conocerlo, así como tíos, primos y otros miembros de la familia, de nacionalidad brasileña.
Pese a ser considerado como un héroe por la familia, Arias cree que se limitó a tener una "reacción normal" en la que apenas tuvo tiempo para reflexionar, porque, añadió, "desde que vi al niño y solté el coche de mi hijo pasaron dos segundos".