LUANDA.- El Papa Benedicto XVI inició hoy la segunda etapa de su peregrinación por África, con su llegada a Angola, donde la mayoría de la población -entre ellos los 8,5 millones de católicos- viven en la pobreza pese a los multimillonarios ingresos que tiene el país por su producción de petróleo.
Benedicto viajó por avión con destino a Angola después de reunirse esta mañana en Camerún con unos 15 pigmeos que le obsequiaron una tortuga. En su discurso de despedida, el Pontífice se refirió a un centro para enfermos y discapacitados que había visitado y dijo que "la compasión similar a la de Cristo es una señal de esperanza para el futuro de la Iglesia y el futuro de África".
El Papa fue recibido por el Presidente angoleño, Eduardo dos Santos, mientras tocaba una banda militar, a su llegada en un avión fletado en medio de un calor sofocante. El Pontífice permanecerá en Luanda, la capital, durante tres días.
Fue en Angola donde los misioneros portugueses bautizaron al primer católico converso del África en 1491. Más del 60% de la población angoleña es católica, pese a la revolución marxista y a una guerra civil entre 1975 y 2002, durante la cual muchos misioneros fueron asesinados.
El Presidente dos Santos se casó en 1992 en una ceremonia católica que fue trasmitida por televisión.
"La cristiandad no sólo es una religión sino una parte complementaria de la identidad angoleña", destacó Nelson Pestana, un experto en ciencias políticas de la Universidad Católica de Angola.
El partido de dos Santos ganó abrumadoramente las elecciones del año pasado, y sus detractores afirman que estuvieron plagadas de fraude y corrupción. La victoria ha silenciado a muchas voces de oposición, entre las cuales figura la Iglesia, indicó Pestana, recomendando que el Papa tenga cuidado en que su visita no parezca como una legitimación del régimen de dos Santos que lleva 30 años.
Angola es rica en diamantes y petróleo, pero la guerra y el despilfarro han dejado a la mayoría de angoleños en la pobreza.
Pestaña teme que la visita papal sólo beneficie al Gobierno porque "los beneficios de la imagen de los que están en el poder no necesariamente son favorables para la población ni para el progreso social".