BUENOS AIRES.- Decenas de miles de argentinos despedían los restos del ex Presidente Raúl Alfonsín (1983-89), político de fuste y emblema de la democracia moderna, reconocido por líderes latinoamericanos y del mundo, y acompañaban hoy los funerales en Buenos Aires.
"Alfonsín, Alfonsín", "Raúl / querido / el pueblo está contigo", gritaban decenas de miles de personas que desafiaron la lluvia en una mañana otoñal en Buenos Aires en las afueras del Palacio Legislativo, para dar el último adiós al ex Mandatario, fallecido el martes a los 82 años.
La gente agitaba banderas argentinas y las rojiblancas que identifican a la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR), el partido en el que Alfonsín militó siempre y al que siguió liderando de hecho aún retirado de la actividad pública.
Una procesión iba a acompañar el féretro de Alfonsín hasta el cementerio de La Recoleta, donde reposan también los restos de la mítica Eva Perón.
La Presidenta peronista Cristina Kichner, quien impulsó el año pasado un homenaje en vida al ex Mandatario, no llegará a tiempo para las exequias pese a que anticipó su regreso desde Londres, donde participa de la cumbre del G-20, para reunirse el viernes con la familia Alfonsín.
"Hoy, el pueblo argentino lo despide con respeto y con agradecimiento (...) Fue un hombre culto que habló de sus sueños con convicción: un país para todos, donde la justicia sea justa y la ética el único camino. Respetó a los opositores y (...) nos enseñó a respetar la política", dijo hoy un mensaje de la Presidencia.
Unas 70.000 personas desfilaron desde la mañana del miércoles y durante toda la noche por la capilla ardiente dedicada a Alfonsín en el Congreso Nacional y donde se hizo el acto oficial de despedida.
Alfonsín "entra en la eternidad de la historia como el patriota, el apóstol de la democracia. Él es un símbolo, parte de la historia de la Argentina y de las Américas", dijo el ex Presidente brasileño José Sarney, único orador extranjero de la despedida y con quien habían sembrado la semilla del Mercosur.
Sarney, quien habló en nombre del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, reconoció al extinto ex Jefe de Estado argentino por "su visión de estadista que abrió caminos de integración" en América Latina.
El extinto ex Presidente asumió el Gobierno en 1983, tras derrotar en las urnas al hasta entonces invencible peronismo, a la salida de una feroz dictadura (1976-83) que dejó 30.000 desaparecidos, según organismos humanitarios.
Alfonsín quedará en la historia por impulsar en su Gobierno el juicio a las juntas militares en 1985, conocido como el "Nuremberg argentino", que condenó a prisión perpetua a los ex dictadores Jorge Videla y Emilio Massera.
Pero fue también quien impulsó la sanción de leyes de amnistía, que exculparon a un millar de acusados de crímenes de lesa humanidad, acosado por intentonas golpistas y porque creía que era la forma de cerrar un capítulo sangriento del país.
Durante su Presidencia, Argentina aprobó en un plebiscito el Acuerdo de Paz con Chile que puso fin al conflicto fronterizo en el austral canal de Beagle.
Su Gobierno cayó en desgracia en medio de una crisis hiperinflacionaria y la presión de 13 paros del sindicalismo peronista, que lo obligó a entregar el mando cinco meses antes de terminar su período presidencial en 1989.
La muerte de Alfonsín conmocionó todo el arco político de Argentina, donde se decretaron tres días de duelo nacional, medida que acompañaron los gobiernos de Perú, Paraguay y Brasil.
Frente al féretro pasaron ayer el Presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez; los ex jefes de Estado Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, y Julio María Sanguinetti, de Uruguay; así como los ex mandatarios argentinos Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
Líderes políticos, ex jefes de Estado y presidentes latinoamericanos, enviaron sus condolencias, así como los gobiernos de Estados Unidos, Francia y España.