El Presidente italiano, Giorgio Napolitano, observa los daños ocasionados por el terremoto en L'Aquila.
REUTERSL'AQUILA, Italia.- Varias réplicas interrumpieron hoy jueves las tareas de los socorristas en el centro de Italia, mientras revisaban por tercera noche consecutiva los escombros en busca de sobrevivientes del sismo que dejó 278 muertos y miles de personas sin hogar.
Un temblor de magnitud 5,3 en la escala de Richter sacudió hoy en las primeras horas de la mañana a la ciudad de L'quila y las localidades cercanas, causando daños a los edificios y llevando a las autoridades a sellar el centro de la ciudad, que sufrió la peor parte del sismo.
Las réplicas han aterrorizado a muchos de los sobrevivientes y 17.000 de ellos debieron pasar otra noche de invierno en campamentos de tiendas, luego de perder sus hogares.
Los socorristas reconocen que la esperanza de encontrar a alguien más con vida bajo los escombros de una ciudad que ha quedado devastada se reduce con cada hora que pasa.
"Hemos perdido todo, pero estamos agradecidos de seguir con vida y los socorristas han sido unos verdaderos ángeles", dijo Anna Chiara, sentada junto a su esposo en un campamento de tiendas de campaña en L'Aquila.
La cifra de muertos aumentó a 278 personas luego de que los socorristas sacaran más cuerpos entre los escombros, entre ellos los de dos estudiantes que quedaron sepultados bajo un dormitorio. Muchas de las víctimas del peor terremoto visto en Italia desde 1980 eran estudiantes de la universidad de L'Aquila.
El gobernador de la región de los Abruzos, Gianni Chiodi, dijo que unas 10 personas continúan desaparecidas bajo los escombros.
Los socorristas no han encontrado sobrevivientes en las últimas 30 horas. La última persona rescatada, una mujer de 20 años, fue sacada el martes de entre los escombros.
Al menos 16 niños, incluyendo un bebé de cinco meses, murieron en el terremoto del
lunes, que de acuerdo al Servicio Geológico de Estados Unidos tuvo una magnitud de 6,3 grados en la escala de Richter.
El ministro del Interior dijo que la búsqueda continuaría al menos hasta la Pascua de Resurrección.
"Mientras sepamos que hay gente bajo los escombros, seguiremos buscándolos, aún cuando estemos seguros de que estén muertos. Las familias necesitan saber que ocurrió a sus seres amados", dijo un bombero.
Visita presidencial
El Presidente Giorgio Napolitano llegó hoy a L'Aquila, en vísperas de un funeral masivo de Estado que se realizará mañana, día establecido como de luto nacional. Los familiares de los fallecidos ya han comenzado a realizar funerales privados.
El Primer Ministro Silvio Berlusconi, que declaró estado de emergencia y envió miles de soldados al lugar, visitó ayer por tercer día consecutivo L'Aquila.
Hoy Berlusconi se encontraba en Roma para encabezar una reunión de gabinete donde se espera serán aprobados fondos para reconstrucción, exenciones impositivas para las comunidades y penas más estrictas para los saqueadores.
El daño estimado por aseguradoras para la economía italiana, ya afectada por la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, sería de entre 2.000 y 3.000 millones de euros (entre 1.500 y 2.200 millones de dólares).
Berlusconi dijo que 28.000 personas perdieron sus hogares, de ellas 17.000 ahora viven en tiendas y el resto en hoteles o con sus familiares.
Funcionarios dijeron que el centro de L'Aquila permanecerá sellado hasta mayo.
"Hemos esperado durante tres días que los socorristas nos ayuden a suplir algunas necesidades básicas", dijo el residente Stefano Dedonadis, de 22 años, quien durmió en un auto en las afueras de su arruinado departamento ubicado en un segundo piso.
"No tenemos electricidad. No tenemos nada excepto estas ropas", agregó.
Funcionarios han dicho que el sismo tendrá un enorme impacto en una región que vive en gran parte del turismo, la agricultura y los negocios familiares.
Los sobrevivientes enfrentan un lúgubre fin de semana de Pascua de Resurrección. La mayoría de las iglesias están dañadas y las personas se preparan para celebrar el evento religioso en capillas improvisadas en las carpas.
El Gobierno y propietarios de hoteles ofrecieron refugio para quienes se quedaron sin hogar en edificios de la costa adriática.