WASHINGTON.- Legisladores de Nevada rechazaron ayer jueves una propuesta de impuesto a la prostitución que contaba con el respaldo de dueños de burdeles y de meretrices dispuestas a contribuir para que el estado supere un crisis presupuestaria de 3.000 millones de dólares.
Nevada, uno de los dos estados del país que permite la prostitución, pasa por una profunda recesión económica que ha llevado a una gran cantidad de ejecuciones de hipotecas, ha golpeado los ingresos por turismo y ha golpeado al presupuesto.
El senador del estado Bob Coffin, un demócrata, propuso imponer un impuesto por servicio de 5 dólares por cliente a los dueños de unos 20 burdeles legales que operan en las zonas rurales de Nevada, todos fuera de Las Vegas y en los alrededores del condado Clark, donde la prostitución sigue siendo ilegal.
Pero una fuertemente dividida comisión del Senado del estado de Nevada votó el jueves 4-3 en contra del impuesto, que Coffin dijo habría recaudado cerca de 2 millones de dólares al año.
Burdeles, con nombres tales como Moonlite Bunny Ranch, Chicken Ranch y Shady Lady Ranch, ya pagan impuestos a los gobiernos locales. Los burdeles y sus prostitutas también pagan una cuota de licencia anual de 100 dólares a cada estado.
"Es hora de un aumento", dijo Coffin. "Los líderes de la legislatura han estado diciendo por varios meses que todo estaba sobre la mesa en lo relativo a dinero por ingresos, así que decidí aceptar eso y presentar esta medida", agregó.
Coffin dijo que propuestas similares nunca avanzaron mucho en el pasado debido a la oposición de legisladores que sienten que aplicar impuestos a la prostitución equivale a legitimar una industria a la que consideran de mal gusto e inmoral.
George Flint, principal cabildero de la industria de la prostitución en el estado y director de la Asociación de Burdeles de Nevada, dijo que el impuesto era una suerte de "póliza de seguros" contra esfuerzos futuros del estado por terminar con los burdeles legales.