LIMA.- El Gobierno peruano defendió este lunes su plan de lucha contra la guerrilla, pese a la ola de críticas que ha recibido por la muerte de hasta 14 militares durante dos recientes emboscadas de Sendero Luminoso, en uno de los peores ataques rebeldes de los últimos años en este país.
La cifra de víctimas aumentó en una persona luego de que un soldado, que había sido declarado desaparecido, fue hallado muerto en la zona donde ocurrieron las emboscadas el jueves de la semana pasada, informó el ministro de Defensa, Antero Flores-Aráoz.
El atentado se produjo en la localidad de Sanabamba, en la región de Ayacucho en los Andes del país, dentro de la zona conocida como el Valle de los Ríos Apurimac y Ene (VRAE), donde actúan los rebeldes en alianza con bandas de narcotraficantes.
"El Gobierno a lo que se compromete es a seguir con esta estrategia de toma del VRAE, dentro de un proceso que es integral, de interdicción policial y de intervención militar porque hay narcoterror", afirmó Flores-Aráoz.
El saldo de víctimas de las dos emboscadas es el peor desde octubre del año pasado, cuando murieron otros 12 militares y dos civiles a manos de remanentes miembros del grupo maoísta Sendero Luminoso, que tuvo su apogeo hace dos décadas.
Desde hace algunos años, los rebeldes se han convertido en los guardianes de los narcotraficantes que le proveen de armas, municiones y alimentos y hasta tienen sus propios laboratorios de producción de cocaína, según datos de la policía.
En agosto del año pasado, fuerzas del Ejército iniciaron una ofensiva denominada "Excelencia" con el objetivo de acabar con los rebeldes, pero estos han respondido con fuerza y más de 25 militares y policías han muerto en los enfrentamientos.
Opositores y expertos criticaron la política antisubversiva del Gobierno, que -según afirman- se ha focalizado en tomar áreas donde están asentados los rebeldes y han dejado de lado la operación de inteligencia para capturar a sus cabecillas.