Vea a la mascota presidencial
BERNE.- Los perros se zambullen decididos en el río y comienzan a chapotear detrás del flotador de plástico que les lanza Walter Scholz. Completamente empapados, regresan a la orilla y sacuden su espesa pelambrera, salpicando todo lo que está a su alrededor, incluidos sus amos.
"Vamos a tener que cambiarnos de nuevo de ropa", comenta Dietling Scholz sin perder la sonrisa. Ella y su marido viven en la localidad alemana de Berne, cercana a Bremen, junto a seis perros de agua portugueses. Y no paran de recibir llamadas desde que la famila Obama decidió acoger un can de esa raza en la Casa Blanca.
"Mucha gente se interesa ahora por nuestros cachorros, pero se trata de peticiones poco serias", explica la mujer de 49 años. "Hay quien quiere tener a uno de estos perros en una vivienda de dos habitaciones con balcón", algo que ella y cualquiera que visite a los Scholz sabe que es imposible.
Sus mascotas nunca paran quietas, corren por los prados, cambian de dirección para seguir la carrera, saltan vallas y se revuelcan en todos los charcos que encuentran a su paso. Son perros de agua y, como su nombre indica, adoran nadar y chapotear.
"En verano les dejamos hacerlo y en mi casa se notan las consecuencias", asegura Dietling Scholz entre risas. Le cuesta enfadarse con ellos, incluso aunque hayan roto cristales con sus juegos.
Hasta ahora, los perros de agua portugueses eran mascotas poco habituales. Se calcula que en todo el mundo viven un millar de perros de esa raza, que tradicionalmente empleaban los pescadores portugueses.
Los canes llevaban mensajes de un barco a otro o a la orilla, empujaban a los peces hacia las redes o controlaban la pesca desde cubierta. Su trabajo se recompensaba con la mitad de la captura de los pescadores.
Dietlind Scholz descubrió la raza, conocida por su lealtad y su carácter sociable, cuando vivía en Portugal, en la década de los ochenta. Desde entonces, su particular camada no ha dejado de crecer. Aunque los Scholz cruzan a sus perros, no quieren dedicarse al lucrativo negocio de la crianza comercial.
En Alemania son pocos los profesionales especializados en esa raza, pero el número podría crecer después de que la foto del simpático "Bo", la nueva mascota del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, diera la vuelta al mundo. No es una buena noticia para Walter Scholz, que teme que la nueva moda se extienda "a costa de la salud de los perros".