PARÍS.- Las pólizas de seguros de las compañías navieras se han ido a las nubes en los últimos meses debido al incremento de los secuestros de buques mercantes frente a las costas somalíes.
Unos 20 buques mercantes permanecían en manos de los piratas a mediados de esta semana en el Golfo de Adén y en el Océano Indio, una zona que atraviesan anualmente unos 20.000 barcos comerciales, según fuentes concordantes.
"Es un tema de especial preocupación para las aseguradoras desde mayo de 2008", explica Neil Roberts, dirigente en el Lloyd’s Market Association, consejero del famoso sindicato de aseguradoras de Lloyd’s.
"La utilización de barcos-nodriza (que transportan hasta alta mar embarcaciones más ligeras y más rápidas para los ataques) abre un enorme campo de acción" a los bandidos somalíes, añade.
Pese al aumento del peligro, las aseguradoras siguen cubriendo sistemáticamente el riesgo de piratería en el marco del seguro marítimo suscrito por los armadores o los fletadores de la nave.
La mercancía es cubierta por un seguro distinto, al igual que la tripulación, que no siempre está cubierta.
Nada impide excluir explícitamente a la piratería de los contratos, "pero eso no se hace", explica Olivier Renault, presidente de la sociedad de corretaje en seguros marítimos Cap-Marine, agregando que el trayecto juzgado peligroso da lugar a una sobreprima.
Según fuentes concordantes, estas sobreprimas han aumentado claramente desde hace un año, hasta el punto de incitar a algunos armadores a preferir el trayecto por el oeste de África y el Cabo de Buena Esperanza.
Las tarifas del seguro por la mercancía, sin embargo, no evolucionaron, dado que los piratas no están interesados en estos cargamentos. "La mercancía hay que venderla. Es mejor tener a personas que van a proporcionar dinero contante y sonante", resume Christophe Levitzky, responsable de peritaje de transportes del corredor de seguros Aon France.
Aunque en la mayoría de los casos funciona, la garantía piratería, que cubre entre otros el pago del rescate, puede ser objeto de contenciosos entre aseguradoras.
Para evitar esta eventualidad y ofrecer un producto completo a los armadores, las aseguradoras proponen, desde hace unos años, contratos específicos a los problemas de piratería, conocidos bajo el nombre de "secuestro y extorsión".
Las prestaciones incluyen el reembolso del rescate, aunque esto no suponga más de la cuarta parte del total del gasto provocado por una operación de piratería.
A esto se añaden la intervención de un especialista de gestión de crisis, los costes de comunicación, los gastos de asistencia psicológica para los rehénes y los eventuales ingresos perdidos debido a la inmobilización temporal de la mercancía, que alcanza una media de 50 días.
Total de la factura: entre 20.000 y 30.000 dólares por trayecto. Las primas se negocian caso por caso, según Nicolas Fontvieille, suscriptor de riesgos especiales de la aseguradora Hiscox, número uno mundial en cobertura por "secuestro y extorsión".
Este mercado está sometido a la mayor confidencialidad, por motivos de seguridad. El simple hecho de revelar que un barco está cubierto por dicho seguro es suficiente para anular el contrato.
"Nuestro objetivo es ser lo más discretos posible", incluyendo la gestión de un ataque, explica Fontvieille. "Si hay mediatización, habrá aumento del rescate", añade.
