RÍO DE JANEIRO.- Un lactante de apenas tres meses de vida sobrevivió después de que el portabebés en que se encontraba fue arrastrado fuera de un automóvil cerca de un kilómetro por tres asaltantes que le habían robado el vehículo a su madre, en la ciudad brasileña de Maceió, informaron hoy fuentes oficiales.
El hecho ocurrió anoche en el barrio Ponta Verde de Maceió, capital del estado de Alagoas (nordeste), informó la policía civil.
Los asaltantes no percibieron que el portabebés especial para el vehículo había quedado enredado por fuera del automóvil en uno de los cinturones de seguridad y que en su fuga arrastraban al niño.
La madre del bebé, identificada como Norma Mover y que fue rendida por los asaltantes cuando llegaba a su residencia y se procedía a retirar al niño del vehículo, no alcanzó a desatar el portabebés en que había colocado a su hijo en la silla trasera del automóvil.
Según la policía, varias personas intentaron avisar a los asaltantes de que arrastraban al bebé, pero los ladrones sólo se detuvieron a diez calles del local del robo para ver lo que ocurría.
Al percibir lo sucedido, los delincuentes colocaron el portabebés en un andén, abandonaron el vehículo y huyeron a pie.
El menor fue encontrado abandonado por un motociclista que pasaba por el local, y que avisó a la policía y solicitó una ambulancia.
El bebé fue ingresado al hospital de la Santa Casa de Misericordia de Maceió con diferentes raspones y heridas sin gravedad en brazos y piernas, y no corre riesgo de muerte, según los médicos.
En febrero de 2005, en un hecho muy similar que conmocionó a Brasil, Joao Helio Fernandes, un niño de seis años, murió tras ser arrastrado durante siete kilómetros por unos asaltantes que le habían robado el automóvil a su madre en una calle de Río de Janeiro.
La madre fue sacada a la fuerza del vehículo y no tuvo tiempo de retirar a su hijo, que quedó atrapado por el cinturón de seguridad por fuera del automóvil y sin que los delincuentes se dieran cuenta de la situación.
Una semana después del episodio y ante la conmoción que el mismo había provocado en el país, el Congreso brasileño aprobó varios proyectos de ley destinados a endurecer las penas contra la violencia y a reducir los beneficios que la justicia concede a criminales que han participado en delitos como secuestros, violaciones, narcotráfico, terrorismo y homicidio calificado.