MONTE NEBO, Jordania.- Benedicto XVI visitó hoy, en su segundo día de estancia en Jordania, el Monte Nebo, a 35 kilómetros de Ammán, donde según el libro sagrado Deuteronomio, Dios permitió a Moisés ver la tierra prometida aunque no pudo entrar, ya que murió antes y en su lugar lo hizo Josue.
"Es justo que comience aquí, en esta montaña, mi peregrinación a los Santos Lugares, ya que el magnífico escenario que se ve desde este sitio nos refleja el gran plan de salvación que Dios había preparado para su pueblo", dijo el Papa.
El discurso fue seguido por numerosos fieles y los franciscanos encargados de custodiar los lugares relacionados con la historia de la Salvación.
Benedicto XVI fue recibido por el Ministro General de la Orden de los Franciscanos Menores, el español José Rodríguez Carballo, que le mostró la antigua iglesia construida en el lugar.
Al final, el Obispo de Roma se asomó al punto, señalado con una gran cruz, desde donde se ve el Valle del Jordán.
Allí pidió a los fotógrafos y cámaras de televisión que le rodeaban "ahora, dejadme mirar". Y durante unos minutos observó extasiado el panorama.
El Papa Ratzinger divisó un panorama único de Tierra Santa y es que a 806 metros sobre el nivel del mar, desde el Monte Nebo se ve, especialmente los días claros, Belén y las cúpulas de Jerusalén, y el valle del río Jordán, el mar Muerto, el oasis de Jericó, el desierto de Judea y de Samaria, entre otros lugares históricos.
Varios centenares de niños cristianos aclamaron al Papa durante su visita, a la vez que cantaban y tocaban instrumentos típicos jordanos.
Desde el Monte Nebo, el Papa se trasladó a Madaba, a 19 kilómetros, para bendecir la primera piedra de la Universidad del Patriarcado Latino y después regresará a Ammán, donde visitará la mezquita Al Hussein Bin Talal, la segunda vez que pisa un templo musulmán tras la “Azul” de Estambul, y se reunirá con los jefes religiosos musulmanes.