SEÚL.- Los surcoreanos llenaron hoy las calles de Seúl entre sollozos por el funeral del ex Presidente Roh Moo-hyun, cuyo suicidio la semana pasada lo ha convertido en una plataforma de crítica para su sucesor.
La muerte ha subrayado las profundas divisiones políticas en la joven democracia de Corea del Sur y hubo reportes de enfrentamientos con la policía antidisturbios en el centro de la capital, donde alrededor de 150.000 personas se habían reunido para observar la procesión del funeral de Roh.
El centro de Seúl fue inundado por un mar de personas vestidas de amarillo, un color asociado a Roh, mientras sus partidarios ataban miles de globos a las barreras de la policía junto a la ruta del funeral y mostraban pancartas que decían: "Hoy condolencias, mañana rabia".
Durante el funeral, la multitud abucheó cuando aparecieron imágenes del actual Presidente Lee Myung-bak en pantallas de televisión gigantes, presentando sus respetos a su antecesor, cuyas políticas liberales ha buscado deshacer.
Roh dejó su cargo hace 15 meses en medio de críticas generalizadas por un Gobierno ineficaz, con la avasalladora victoria del conservador Lee que es interpretada como un rechazo a una década de políticas liberales.
Pero Lee ha enfrentado problemas casi desde el comienzo, y ha debido luchar por lograr que su radical agenda de reformas económicas sea aprobada en el Parlamento aún cuando su partido gobernante tiene una mayoría.
Sus problemas han aumentado con la prueba nuclear del lunes realizada por Corea del Norte, país con el cual los lazos han empeorado bajo Lee, quien ha revertido los complacientes acuerdos de Roh con el vecino comunista y ha retenido la ayuda hasta que éste renuncie a los esfuerzos por construir un arsenal atómico.
El Primer Ministro de Lee, Han Seung-soo, describió a Roh como un hombre del pueblo en un discurso panegírico en el funeral, realizado en un antiguo palacio de Seúl que alguna vez fue hogar de los gobernantes de Corea.
La policía dijo que Roh se suicidó el pasado 23 de mayo en una montaña cerca de su casa en Bongha Village, dejando una nota que decía: "El resto de mi vida sólo sería una carga para otros".
Incluso antes de que su cuerpo llegara a Seúl, en un viaje que comenzó a cientos de kilómetros de distancia en su pueblo natal, hubo enfrentamientos en la capital entre la policía antidisturbios y sus partidarios, quienes culpan a Lee por la muerte de Roh.
Luego de la ceremonia en el palacio para los dignatarios, se realizó lo que fue llamado un "funeral del pueblo" en una plaza en el centro de Seúl antes de que el cuerpo de Roh fuera a un crematorio.