ROMA.- Al menos quince personas han resultado muertas y 36 heridas, algunas de ellas con quemaduras en el 90 por ciento del cuerpo, en una explosión en los vagones de un tren cargado de gas ocurrida anoche en la ciudad italiana de Viareggio (Toscana), confirmó a Efe un portavoz de los Bomberos.
Se teme que el número de víctimas mortales y de heridos aumente ya que todavía se llevan a cabo trabajos de rescate entre los restos de los edificios que se derrumbaron a causa de la explosión.
El prefecto de Lucca, Carmelo Aronica, ha explicado a los periodistas en la comisaría de Viareggio, donde se ha instalado la unidad de crisis, que los heridos han sido trasladados al hospital de Versilia a la espera de ser evacuados a otros centro médicos de la región.
De uno de los edificios en ruinas ha sido rescatado con vida esta madrugada un niño, informan fuentes de los bomberos que en estos momentos buscan con ayuda de perros especializados posibles víctimas de una casa derrumbada por la explosión, en la que habitaban 18 personas.
Según los últimos datos facilitados por la Compañía de Ferrocarriles del Estado italiano, tan sólo uno de los vagones que transportaba gas en el tren accidentado registró una fuga que originó la explosión.
En estos momentos los Bomberos trabajan para evitar que los otros vagones que transportaban gas puedan explotar por la propagación del calor.
El suceso se registró ayer poco antes de que el convoy alcanzara la estación al descarrilar un vagón, arrastrar a otros cuatro más y causar el escape del elemento inflamable.
El responsable del cuerpo de bomberos Antonio Gambardella apuntó que, según algunos testimonios, el tren entró en la estación con los "frenos en llamas", una tesis que no corroboró el maquinista que logró escapar con vida de la catástrofe y quien se limitó a decir que el convoy circulaba a 90 kilómetros por hora.
Sin embargo, Giuseppe Ferracciolo, un camarero de la estación, narró que el tren entró en la terminal ferroviaria "a toda velocidad, se veían chispas que salían de los raíles y venía envuelto en una nube de polvo. Poco después, numerosas explosiones transformaron en una enorme hoguera la estación, las casas circundantes y los coches aparcados en Vía Aurelia".