BUENOS AIRES.- La ciudad de Buenos Aires declaró este martes emergencia sanitaria, en un intento por controlar el avance de la gripe A(H1N1), que ha provocado la muerte de al menos 26 personas en Argentina.
Mauricio Macri, alcalde de la capital del país, recomendó a los residentes permanecer en sus hogares el mayor tiempo posible.
La medida apunta a coordinar con otros entes públicos la lucha contra el virus, y no dispone el cierre de lugares como cines, restaurantes o centros comerciales.
El edil hizo el anuncio poco después que cinco distritos nacionales suspendieran las clases por la enfermedad, cuya expansión ha puesto al borde del colapso a guardias sanitarias y hospitales públicos.
El Ministerio de Salud argentino ha reportado oficialmente 26 personas muertas por la nueva cepa de influenza, lo que coloca al país trasandino en el tercer lugar del listado mundial de fallecidos, detrás de México y Estados Unidos.
"Esto tiene el solo efecto de coordinar desde el Ministerio de Salud todos los recursos físicos que tenemos en la ciudad, que el sistema privado y el público funcionen coordinados", dijo el alcalde Mauricio Macri.
El distrito capital ya había decidido suspender las clases a partir del lunes, una medida que también adoptó la provincia de Buenos Aires, donde vive uno de cada cuatro argentinos, y las de Santa Fe, San Luis y Santiago del Estero.
"Tienen que tomarlo como un momento para generar un escudo en el cual los chicos se queden en su casa, traten de pasar la mayor cantidad de tiempo posible en su casa y en familia, sin concurrir a lugares de grandes concentraciones", añadió Macri.
Las mascarillas que los argentinos miraban con extrañeza hace pocas semanas cuando estalló el brote de gripe A(H1N1) en México, ya son moneda corriente en Buenos Aires.
El Gobierno federal no actualiza los datos de la epidemia desde el viernes, cuando en su último parte dio cuenta de los 26 fallecidos y de 1.587 infectados. Desde entonces, distintos medios locales reportan un número mayor de muertos y contagiados.
Muchos sanitaristas pidieron que se declare la emergencia sanitaria nacional, una medida que está bajo análisis según admitieron la semana pasada distintos funcionarios, lo que permitiría reforzar el presupuesto para la epidemia, equipar hospitales y hasta suspender las reuniones masivas.