URUMQI, CHINA.- Una menor presencia de paramilitares y más automóviles circulando por las calles, que en los días anteriores estaban desiertas, indican cierto regreso a la normalidad, tras cuatro caóticos días en Urumqi.
El municipio de la ciudad prometió indemnizar a las víctimas de la ola de violencia que comenzó el pasado domingo y que cobró la vida de, al menos, 156 personas, producto de los enfrentamientos de la minoría musulmana que vive en esa zona, los uigures y los chinos de la etnia Han, a la que pertenece la mayoría de la población.
Los servicios de autobuses han sido restaurados, y los habitantes de la ciudad, capital de la región autónoma de Xinjiang, se atreven poco a poco a salir de sus casas después de varias jornadas de pánico y en las que se sucedieron numerosas agresiones.
También se ha reanudado el servicio en las gasolineras, aunque diez de ellas, dañadas en los incidentes violentos del fin de semana pasado, debene ser reparadas.
El gobierno de la ciudad prometió que recaudará alrededor de 100 millones de yuanes (unos 14,6 millones de dólares) para atender a las víctimas de los incidentes del domingo, en los que murieron, 800 según los uigures en el exilio y 156 según las cifras oficiales.
El alcalde de la ciudad, Jerla Isamudinhe (uigur), destacó que los beneficiarios serán familiares de los fallecidos, personas que han quedado incapacitadas tras las agresiones y otros heridos.
También habrá subsidios para los comercios y empresas que sufrieron ataques (más de 200 tiendas y dos edificios fueron destruidas por los incendios de la noche del domingo).
El alcalde dijo que alrededor de un centenar de muertos han sido ya identificados, aunque no especificó a que etnia pertenecían éstos, y señaló que algunos de ellos han tenido que ser sometidos a pruebas de ADN para poder conocer su identidad.
La prensa china destacó que, pese a la relativa vuelta a la normalidad, las agencias de viajes chinas han suspendido los viajes a Xinjiang, y que el aeropuerto de Urumqi está lleno de viajeros, en su mayoría chinos, que desean interrumpir su estancia en la región debido a las tensiones étnicas.