MADRID.- El ministro de Asuntos Exteriores español tiene previsto viajar el martes a la controvertida colonia británica de Gibraltar, en la primera visita oficial en casi 300 años de un miembro del gobierno a este pequeño territorio.
Miguel Angel Moratinos se reunirá en Gibraltar, situado en el extremo sur de la península ibérica, con su homólogo británico, David Miliband, y el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, para hablar de pesca, temas medioambientales y maneras de combatir la delincuencia en el peñón.
España cedió al Reino Unido la soberanía de este privilegiado enclave geoestratégico en virtud de los acuerdos alcanzados en el Tratado de Utrecht de 1713, gracias al que los británicos podían controlar el tráfico en las aguas del estrecho de Gibraltar, que separa Europa del continente africano.
Sin embargo, España lleva años reivindicando la devolución del llamado Peñón, al considerar que el territorio es histórica y geográficamente parte del país.
La decisión de Moratinos ha sido muy criticado por el principal partido de la oposición, el conservador Partido Popular, que dijo que el viaje del canciller supone reconocer de facto que Gibraltar es un territorio soberano.
Por su parte, el Partido Socialista en el gobierno afirmó que la polémica sobre la soberanía no está encima de la mesa.
El encuentro del martes se enmarca dentro de un foro de diálogo constituido en 2006 para la discusión a tres bandas sobre temas que afectan a la colonia, dejando al margen la cuestión de la soberanía.
España no reconoce el estatus de Gibraltar y carece de representación diplomática desde hace 55 años, cuando fue retirada con motivo de una visita de la reina Isabel II de Inglaterra.
Algunos altos cargos del gobierno español han visitado Gibraltar en otras ocasiones, pero Moratinos es el primer ministro que lo hace.
En el peñón viven unas 30.000 personas, la mayoría de las cuales hablan español y son dueñas de propiedades en la costa mediterránea del sur de España.
Las relaciones entre ambas naciones se han visto afectada por disputas sobre problemas fronterizos, de aduanas, derechos de pesca y de evasión fiscal por parte de las empresas domiciliadas en Gibraltar.
El profesor de historia Carlos Martínez Shaw consideró que la visita corresponde a la política que el gobierno español ha tomado en décadas recientes.
“Cada ministro de Relaciones Exteriores ha sentido la necesidad de contribuir a la solución de un problema que siempre ha perjudicado las relaciones con Gran Bretaña”, dijo Martínez Shaw a Radio Nacional de España.