BEIJING.- Obreros indignados por el anuncio de despidos masivos en una fábrica del noreste de China mataron a uno de sus jefes, en un caso aparentemente sin precedentes en el país comunista, y consiguieron la anulación del plan de fusión empresarial que motivaba la reestructuración.
Empleados de la fábrica siderúrgica pública Tonghua Iron and Steel, primer productor de la provincia de Jilin (noreste), mataron a golpes el pasado viernes a su nuevo director general, Chen Guojun, que acababa de anunciarles que el plan de fusión podría suponer el despido de hasta 30.000 empleados, indicaron el lunes un responsable gubernamental y el China Daily.
Aunque los conflictos sociales son cada vez más frecuentes en China y a veces adquieren un cariz violento, sería la primera vez que miles de trabajadores matan a un patrón.
"Recientemente oí casos de secuestros de patrones, pero no de patrones golpeados a muerte de esta manera (...) que yo sepa es la primera vez, o en cualquier caso la primera vez que se anuncia", declaró Jean-Philippe Béja, del Centro de Estudios Francés sobre la China contemporánea (CEFC) en Hong Kong.
Unos 3.000 obreros bloquearon la producción y la emprendieron con Chen, recién nombrado, tras el anuncio de la compra de su unidad por el grupo privado Jianlong.
"Chen decepcionó y provocó a los obreros al anunciar que la mayoría se quedaría sin empleo en los tres días próximos", indicó el China Daily, citando a un policía local, identificado como Wang.
"La multitud se enfureció cuando Chen hizo saber que el número total de trabajadores se reduciría a 5.000".
Tras golpear al responsable, los empleados se enfrentaron a la policía e impidieron que la ambulancia accediera hasta el herido.
Chen murió el viernes por la noche tras ser finalmente trasladado al hospital. Un portavoz del gobierno provincial de Jilin, contactado el lunes por la AFP, confirmó la muerte del responsable, pero no quiso dar más detalles.
"El gobierno provincial de Jilin ha decidido parar la fusión", indicó este responsable, que se identificó como Li. "La policía ha abierto una investigación sobre el asesinato", añadió.
La agencia oficial China Nueva explicó que la venta de la fábrica fue anulada "para impedir que se agrave la situación".
En un comunicado publicado el fin de semana, el Centro de Información para los Derechos Humanos y la Democracia, con sede en Hong Kong, afirmó que 30.000 obreros participaron en el movimiento de protesta, y que unas cien personas resultaron heridas en enfrentamientos con la policía antidisturbios.
"Nunca he visto nada igual", declaró a la AFP Geoff Crothall, investigador del China Labour Bulletin, en Hong Kong.
"En la mayoría de casos de privatizaciones, los empleados temen ser despedidos con indemnizaciones irrisorias, que apenas les permitirán vivir unos años", añadió.
El 15 de junio, en la ciudad meridional de Dongguan, un obrero de una compañía metalúrgica mató a puñaladas a dos patrones taiwaneses e hirió gravemente a un tercer ejecutivo, por un conflicto laboral, delante de 200 colegas que no intervinieron.
China registra cada año decenas de miles de "incidentes de masa", denominación oficial de los conflictos sociales, disturbios, manifestaciones motivadas por presuntos casos de corrupción o abusos por parte de responsables locales.