SAO PAULO.- El gobierno de Brasil batió su récord de funcionarios expulsados por corrupción en junio, con 43 despidos que llevan a 2.179 el total acumulado desde que el presidente Luiz Inacio Lula da Silva llegó al poder, en 2003, señala un informe de prensa divulgado el lunes.
Según el informe publicado por el periódico O Estado de Sao Paulo, el total anual de expulsiones definitivas de empleados de la administración federal por corrupción es de 311,2.Dentro de las 2.179 expulsiones, 1.878 fueron despidos sumarios; 169 fueron destituciones de cargos y funciones, y otras 132 suspensiones de jubilaciones.
Gran parte de los casos registrados se debió al uso del cargo para provecho propio o al cobro de sobornos.
De todas formas, el informe destacó que no se incluyeron las expulsiones en empresas estatales y que además "raramente" los involucrados reciben un castigo penal.
El ministro de la Contraloría General de la Unión (CGU), Jorge Hage, lamentó que no haya penas para los culpables y dijo que el problema reside en la justicia, pues "hay una infinidad de recursos" a los que se permite recurrir y "prolongan los procesos por 10 ó 20 años".
Sin embargo, Hage celebró los resultados: "Estos números demuestran como estamos cambiando la cultura de la impunidad que prevaleció mucho tiempo en la administración pública brasileña, donde nada ocurría con los corruptos. Ahora sí sucede: pierden el cargo".
El más reciente escándalo afecta al Senado brasileño y se centra sobre su titular, el ex presidente José Sarney (1985-1990), un aliado importante de Lula acusado de uso irregular del dinero público y nepotismo, entre otros.Los legisladores involucrados se mantienen en sus cargos.