La explosión provocó una densa nube de humo.
EFECALVI, España.- Un "estruendo tremendo" hizo pensar lo peor a los turistas y los vecinos que se encontraban en Palmanova, en la isla de Mallorca. Poco después comprobaron que se debía a un atentado que mató a dos guardias civiles en una de las zonas más turísticas de la isla española.
"Hubo una explosión bastante fuerte, estábamos al lado y tembló todo; se cayó el reloj que había en la pared, salimos fuera y vimos un auto ardiendo", relató un trabajador de una oficina cercana al lugar en el que el vehículo en el que se encontraban los dos agentes quedó reducido a chatarra.
El primer atentado con víctimas mortales en las Islas Baleares convirtió la zona de Palmanova, en el municipio de Calvi, en un lugar casi fantasma por el que tras la explosión sólo se veían y oían las sirenas de las fuerzas de seguridad y de los servicios sanitarios.
"Oí una explosión muy fuerte y de pronto, mucha policía", relató un turista italiano.
La Guardia Civil y la policía acordonaron un perímetro de dos kilómetros y recluyeron en sus hoteles a los cientos de turistas que hasta hoy disfrutaban de unas tranquilas vacaciones de playa en la zona. El temor era que se produjese una segunda explosión en el área.
Muchos veraneantes españoles y extranjeros deambulaban sorprendidos y afectados por las inmediaciones del lugar acordonado. Y es que la posibilidad de un atentado en la isla parecía de las más remotas, aunque ETA ya urdió un plan para matar allí al rey Juan Carlos en 1995, al que llegó a tener a tiro. Cuatro años antes, en 1991, había hecho explotar un auto bomba junto a viviendas militares de Palma de Mallorca.
"Tras la explosión vimos una gran columna de humo", relató otro testigo, que vio cómo varias personas trataban de reanimar en plena calle a uno de los guardias civiles.
Lo que presenciaron los testigos fue la imagen del horror. Parte del cadáver del guardia civil que viajaba como copiloto salió despedido hasta un árbol por la explosión. "Lo que encontramos fue dantesco, tenía los brazos y las piernas destrozadas, fue una desgracia terrible", sollozaba una enfermera de un centro sanitario próximo al lugar del ataque terrorista.
El aeropuerto de Palma, el puerto y todos los puertos deportivos quedaron cerrados tras el atentado, y las fuerzas de seguridad comenzaron a peinar por tierra y aire la isla en busca de los terroristas que perpetraron el ataque. Los compañeros de los fallecidos sacaron al agua las patrulleras de costa de la Guardia Civil y los helicópteros.