BEIJING.- Los Gobiernos de Turquía y China dieron hoy carpetazo a un mes y medio de tensiones diplomáticas originadas por los disturbios étnicos de Urumqi, tras los cuales Ankara acusó a Beijing de cometer "casi un genocidio" con el pueblo uigur.
La reconciliación se cerró con un apretón de manos entre el primer ministro chino, Wen Jiabao, y el ministro de Estado turco Zafer Caglayan, quien transmitió un mensaje personal del jefe de Gobierno de su país, Recep Tayyip Erdogan, según la agencia china Xinhua.
Caglayan aseguró que el Gobierno turco "comprende" las medidas tomadas por China para reprimir las revueltas del 5 de julio en Urumqi y que Ankara "no permitirá en territorio turco que nadie sabotee la soberanía y la integridad territorial chinas".
Pocos días después los violentos incidentes en Urumqi, capital de la región china de Xinjiang, Erdogan afirmó que los ataques sufridos por la minoría étnica uigur se asemejaban a "un genocidio", mientras que el ministro turco de Industria, Nihat Ergun, llamó entonces a boicotear productos chinos.
Turcos y uigures son pueblos con similitudes culturales, lingüísticas y religiosos, como gran parte de los que habitan el Asia Central.
Según datos oficiales chinos, un total de 197 personas fallecieron en estos sucesos, aunque el exilio uigur en el extranjero (algunos de sus más destacados activistas residen en Turquía) sitúa la cifra por encima de los 800 muertos.
La matanza se inició el 5 de julio, cuando una manifestación de uigures que pedía en Urumqi que se investigara un linchamiento de miembros de su etnia en Cantón (sur de China) degeneró en violentos disturbios.
Durante su estancia de cuatro días en China, Caglayan visitará la región de Xinjiang, en la que los uigures eran la etnia mayoritaria hace unas décadas pero donde ahora son superados por los inmigrantes chinos de la mayoría han.