NUEVA YORK.- Las autoridades de la ciudad de Bedford quieren parar hoy la instalación de la famosa "jaima" (carpa) beduina que el líder libio, Muammar Gaddafi, que asiste a la Asamblea General de la ONU, ha ubicado en una propiedad de alquiler que la firma Trump tiene en esa localidad del estado de Nueva York.
Las autoridades de esa localidad creen que la acción de Gaddafi "puede constituir una violación de diferentes legislaciones y normativas municipales", dijo el fiscal de Bedford, Joel Sachs, en CNN.
Sachs señaló que "ya había enviado al inspector municipal a esa propiedad llevando una orden para que paralicen de inmediato la instalación de la tienda", además de subrayar que irá hacia una instancia jurídica superior si no consigue parar la colocación de la "jaima" beduina.
El líder libio tenía previsto inicialmente alojarse en un lujoso hotel de Manhattan, pues las autoridades municipales le habían negado el permiso para instalar su tradicional tienda beduina en el Central Park, como pretendía.
Las autoridades de Englewood, en el vecino estado de Nueva Jersey y donde el gobierno libio tiene una propiedad, también habían denegado el permiso para instalar su tienda.
Por su parte, el senador estatal Vincent Liebell indicó a esa misma cadena de televisión que Gaddafi había alquilado esa propiedad.
El líder libio "no es bienvenido, desde luego no por mí, y no creo que nadie aquí le extienda una alfombra", añadió Liebell.
Los medios estadounidenses indicaron que la propiedad pertenece a la firma Trump, que emitió un comunicado en el que señala que "esa propiedad se ha alquilado para un período corto a unos socios de Medio Oriente, que pueden tener o no relación con Gaddafi. Estamos comprobándolo", según CNN.
La presencia del líder libio en EE.UU. ha sido objeto de controversia desde que se anunció que asistiría a la Asamblea General de la ONU, ya que su país comenzó la presidencia de turno de ese órgano multinacional el pasado 15 de septiembre hasta la misma fecha del próximo año.
Gaddafi intervendrá hoy ante el pleno de la Asamblea General, con su ex ministro de Asuntos Exteriores Ali Trekki como presidente de turno.
Los requisitos que Gaddafi y su séquito planteaban para alojarse han traído de cabeza a las autoridades estadounidenses, ya que se trata de un Jefe de Estado que asiste a una reunión de Naciones Unidas.
Su visita a EE.UU., además, se produce semanas después del excarcelamiento del terrorista libio Abdelbaset Ali Mohamed Al Megrahi, condenado por el atentado de Lockerbie (Escocia) en 1988, en el que murieron 270 personas, la mayoría estadounidenses.
A finales de agosto, el senador demócrata por Nueva Jersey Frank R. Lautenberg pidió al Departamento de Estado que el visado de Gaddafi quedara restringido a las inmediaciones de la sede de Naciones Unidas.
Sin embargo, la legislación de EE.UU. sobre el establecimiento de misiones diplomáticas en su territorio no permite la posibilidad de restringir los movimientos de los diplomáticos que asisten a las reuniones de Naciones Unidas al entorno en donde se ubican en el centro de Manhattan, señalaron los medios estadounidenses.
A principios de septiembre, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, instó a Gaddafi a cuidar su comportamiento durante su visita a Nueva York, si no quería exacerbar el rechazo causado en este país por la recepción que dispensó al condenado por el atentado de Lockerbie.