TEL AVIV.- En medio de un gran despliegue policial, Israel celebra desde la noche de hoy hasta la puesta del sol del lunes la mayor festividad del judaísmo, el Yom Kippur, o día del arrepentimiento y la penitencia.
Muchos de los 5,6 millones de judíos que viven en el país y los alrededor de ocho millones residentes en el extranjero rezan estos días para pedir el perdón de sus pecados.
Durante unas 25 horas no está permitido beber, comer, fumar o ver la televisión.
Muchos israelíes dedican también esta jornada al recuerdo de las víctimas de la guerra de 1973 con los palestinos que fue bautizada con el mismo nombre, desatada cuando su país fue atacado por sorpresa por Egipto y Siria.
Israel cerró los accesos con Cisjordania con motivo de la fiesta, como hace de costumbre en festividades judías.
Tras los fuertes disturbios del día anterior, Israel realizó un gran despliegue policial para evitar nuevos disturbios entre árabes y judíos en la ciudad norisraelí de Akko. Además, se envió a un gran número de efectivos a Nazareth y Carmiel, donde conviven árabes y judíos.
El año pasado se produjeron también disturbios en Akko el día del Yom Kippur y los días siguientes, después de que un conductor árabe, según la policía, circulara por un barrio de mayoría judía violando la prohibicón de circulación. Jóvenes árabes destruyeron después más de 40 negocios y 100 automóviles de isralíes, mientras judíos incendiaron viviendas de árabes.
El Yom Kippur se celebra el décimo día después de la festividad de año nuevo judía, "Rosh Hashaná". A la puesta del sol del último de los "días de arrepentimiento" comienza el Yom Kippur. Ya durante los días anteriores los judíos religiosos recitan los llamados "Selichot", o rezos de arrepentimiento. En la noche del Yom Kippur se celebra un popular ritual, el "Kaparot", en el que los israelíes toman un pollo bajo el brazo y lo elevan tres veces por encima de la cabeza como símbolo de la transmisión de sus pecados a ese animal.