PRAGA / STARA BOESLAV.- Benedicto XVI concluyó hoy en Stara Boeslav su visita de tres días a la República Checa con un rezo ante 50.000 personas, en el que pidió por el regreso a las tradiciones cristianas y la unidad europea.
"El Papa quiso transmitir un mensaje de esperanza, para la Iglesia católica y y sobre todo para los jóvenes", señaló el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, tras el regreso del Papa a Roma.
Fue el decimotercer viaje de Benedicto XVI, de 82 años, al exterior en sus cuatros años de Pontificado y el tercero este año.
"Quien conserva la capacidad de ver la belleza no envejece", dijo Benedicto XVI al despedirse, tomando una frase del escritor alemán nacido en Praga, Franz Kafka.
En su visita de tres días a la República Checa, el Papa celebró misas en Brno y Stara Boleslav donde se congregaron más de 200 mil personas, muchas llegadas de la vecina Eslovaquia, y varios cientos de Alemania, Austria y Polonia.
El Sumo Pontífice agradeció su presencia a los jóvenes presentes, que según los organizadores componían la mitad del público que escuchó sus palabras. "Estar con ustedes, hace que el Papa se sienta joven", dijo Benedicto XVI, para quien la juventud es la esperanza de la iglesia.
"La fe siempre está expuesta a múltiples desafíos, pero cuando nos dejamos atraer por Dios, que es la verdad, el camino se hace claro, ya que experimentamos la fuerza de su amor", dijo el Papa en un sermón pronunciado en italiano.
El Papa también dirigió unas palabras en eslovaco, polaco y alemán a los peregrinos procedentes de otros países que acudieron hoy a Stara Boeslav. "Su participación en esta fiesta de la fe y la esperanza es un signo de que ustedes encuentran las respuestas a sus preguntas en Jesucristo y en la comunidad de la Iglesia", dijo Benedicto XVI a sus oyentes de habla alemana.
Cada 28 de septiembre se celebra en Stara Boleslav la principal peregrinación y acto religioso católico del país. En el año 929 o 935 el príncipe Wenzeslao murió en ese lugar a manos de su hermano Boleslav. Posteriormente Wenzeslao fue santificado y se convirtió en el santo más venerado de la República Checa.
El último Papa que visitó ese país fue Juan Pablo II en 1997.
Algunos expertos, que compararon a ambos Pontífices, señalaron que el modo analítico de Benedicto XVI provocó nuevos puntos de contacto entre la iglesia y la sociedad.
La agencia de noticias checa CTK analizó que "hubo más interés de lo esperado".
El Papa fue acompañado en muchas de sus presentaciones por el Presidente Vaclav Klaus, conocido por su postura crítica hacia la Unión Europea (UE) y la Iglesia. Benedicto XVI "es uno de los intelectuales destacados del mundo", dijo Klaus.
La República Checa es un país fuertemente secularizado. Sólo una tercera parte de los 10,5 millones de habitantes se declara católico y más de la mitad se considera ateo.